Mentiras que espantan

EN FOCO

Ayer, una vez más, los argentinos tuvimos que escuchar un nuevo compendio de mentiras que fueron pronunciadas, sin ruborizarse, por la presidenta Cristina Kirchner.

La primera puesta en escena fue durante un acto celebrado en la localidad bonaerense de Cañuelas, donde la primera mandataria inauguró el último tramo de la ruta 6, siendo un camino que tardó más de 12 años en arreglarse. Esta misma ruta registró cuatro actos de inauguraciones en los últimos meses y, esta vez, con Presidenta incluida.

Fue tan absurdo el acto en cuestión que varios de los participantes, en muchos casos auténticos piantavotos como es el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, se ovacionaban entre sí.  Hasta la propia presidenta, en un hecho inédito, se levantó de su asiento para aplaudir a Daniel Scioli luego de un discurso del gobernador que estuvo cargado elogios a la administración K y que, obviamente, no contempló la más mínima autocrítica. 

En un atentado a la razón, el kirchnerismo festejó como si fuese un gran logro haber finalizado una ruta que de 180 kilómetros había comenzado a refaccionarse en el año 2003. Es decir, que se hizo apenas 15 kilómetros por año, lo que muestra la alarmante falta de inversión vial en un país como la Argentina que tiene uno de los índices de siniestralidad vial más importante del mundo. Hay números que hablan por sí solos: según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Argentina ocupa el primer lugar en muertes por accidentes en las rutas dentro del grupo de 32 países relevados. Según la OCDE, que se basa en datos oficiales, en nuestro país hay 5.000 muertes por año en siniestros viales desde el 2010 a la fecha, lo que arroja una tasa de 11,1 a 13 muertos por año por cada 100 mil habitantes. Algunas ONG que trabajan en el tema, como Luchemos por la Vida, sostienen que la cantidad de muertes es aún mayor: sumarían más de 7000 por año.

Asimismo, al mismo tiempo que ayer Cristina cortaba las cintas, se conocía que el gobierno nacional decidió frenar todas las nuevas licitaciones para hacer obras viales y condicionó la asignación de recursos para obras en ejecución a su propia aprobación. ¿La razón? Con cuentas fiscales que no cierran por ningún lado, el gobierno K estaría derivando los recursos a cubrir las necesidades de campaña y aumentar el clientelismo.

La frutilla del postre se dio cuando, como si fuese una broma de mal gusto, Cristina empezó a tirar datos económicos a diestra y siniestra que poco y nada tienen que ver con la realidad que padecen los argentinos. Por ejemplo, afirmó que los depósitos a plazo fijo crecieron respecto de mayo a junio un 3,4%; y de junio a julio un 41%. Sólo basta con ver lo que sucedió ayer el dólar blue (ver Dólar Blue: y ahora, ¿quién podrá detenerlo? ) para darse cuenta que el panorama que pinta la Argentina sólo existe en la mente de la presidenta. La realidad es que, como consecuencia de la inflación, son cada vez más los argentinos que deciden evitar poner sus ahorros en los bancos ya que las tasas de interés están muy por debajo de la inflación real.

Salario mínimo y obsecuencia sindical

Luego del acto en Cañuelas, al anochecer, la primera mandataria se mostró en la Casa Rosada con los sindicalistas de la CGT oficial que comanda Antonio Caló y de la CTA que preside Hugo Yasky, que no por casualidad son los representantes gremiales más obsecuentes de su gobierno. CFK anunció -como si fuese un gran logro digno destacarse- que el salario mínimo en la Argentina pasó a ser de $6060. Se trata de una cifra paupérrima. Se pagará en dos cuotas y se terminarán de abonar recién en enero de 2016,  lo que no hace más que condenar, a todas las familias que viven con esos ingresos, a estar por debajo de la línea de la pobreza. Peor aún, el aumento del salario mínimo anunciado fue de 28,8%, cuando la inflación en 2014 rozó el 40% y actualmente no baja del 30% anual. Es decir, una vez más, como consecuencia del fracaso de la política económica del gobierno, los salarios de los trabajadores corren muy por detrás del aumento del costo de vida.

En el acto con los sindicalistas, CFK se refirió a los problemas de las economías regionales y, fiel a su estilo, se lavó las manos. Le echó la culpa a la caída de los precios de los commodities a nivel internacional, sin mencionar el atraso cambiario que ha decidido aplicar su gobierno que ha provocado una alarmante pérdida de competitividad, poniendo a miles de productores en una situación de quebranto al no poder hacer frente a costos dolarizados.

Es habitual que, en época electoral, los candidatos y gobernantes prometan aquello que no pueden cumplir con tal de obtener votos. El problema del oficialismo es que las mentiras del relato oficial ya están superando el límite del más elemental sentido común, espantando así a los sectores moderados o independientes que serán los que determinen, con su voto, quien será el encargado/a de dirigir los destinos del país a partir del 10 de diciembre.