“No existe hoy una conducción política argentina sobre la Antártida”

En diálogo con diario Hoy, Mariano Memolli, exdirector nacional del Instituto Antártico y presidente de la Fundación PROAntártida, explicó la importancia de mantener la presencia argentina en el Continente Blanco en medio de la avanzada de los países de Europa y de conocerse el descubrimiento de petróleo en ese territorio.

Política

19/05/2024 - 00:00hs

Según la información difundida por medios del Reino Unido, una investigación científica realizada en la Antártida por el buque Alexander Karpinsky, de la agencia rusa Rosgeo, dio con la mayor reserva de petróleo del mundo, justamente en una región en la que eso está prohibido. Con un agregado: abarca territorio donde la Argentina disputa la soberanía.

Al no poder realizarse explotación comercial en el continente prístino que tiene el planeta (solo se puede lo turístico, con extremos cuidados), la primera data habla de algo con base “científica”.

De acuerdo a la información filtrada por el diario británico The Telegraph, estiman que serían unos 511.000 millones de barriles de crudo, lo que supera en diez veces la producción de 50 años en el Mar del Norte, duplica las que tiene Arabia Saudita, y equivale a treinta Vaca Muerta. Las acciones habrían iniciado en 2020, pero recién se conoció ahora en Gran Bretaña, tras un debate del Parlamento.

En este contexto, diario Hoy habló en ­exclusiva con Mariano Memolli, exdirector nacional del Instituto Antártico Argentino y presidente de la Fundación PROAntártida, quien explicó los alcances del “supuesto” descubrimiento, pero además la posición argentina dentro del Continente Blanco pensando en un país bicontinental.

“En primer lugar, dudo que sea un descubrimiento, porque se sabía que había en la Antártida petróleo. Una de las ramas más fuertes cuando sale el Tratado Antártico es la geología, y tiene un fin, todos han hecho investigaciones muy buenas y tenés formas de inferir y calcular la zona donde podés encontrar petróleo por los minerales que se pueden hallar aunque lógicamente la forma segura es hacer una perforación, mientras no la tengas no lo podés asegurar... Lo que sí llama la atención es la exactitud con la cual calculan los millones de barriles que podrían extraerse. Este lunes comienza la reunión consultiva del Tratado Antártico y habrá que ver lo que haga el Reino Unido, porque este buque está desde 2020 haciendo estas investigaciones y va a tener que informar cómo tiene esos datos... Es posible que Rusia haya hecho prospección petrolera porque todos los países lo hacen, pero hoy Rusia está atravesando un conflicto con Occidente”, advirtió.

Consultado sobre quién “gobierna” la Antártida, Memolli explicó: “Hoy es un lugar único en el planeta. Está administrado por una reunión que es el Tratado Antártico, donde confluyen varios países y de ese modo se logró frenar la discusión sobre la soberanía del territorio. Mientras dure este tratado, nadie puede tener soberanía, pero no reconoce reclamos ni pretensiones soberanas antes del tratado, entonces se trabaja mucho sobre la historia. Y es mentira que no se haga nada a favor de la soberanía porque todos están construyendo soberanía con la opinión pública, ciencia y la protección ambiental”.

“Argentina está un poco floja en materia del planteo sobre la soberanía en la Antártida porque una de las cuestiones centrales era tener una conducción política sobre la Antártida, y esto no estuvo pasando. No hubo mucho interés en cambiar la historia, se necesita de una conducción de política de defensa del Estado. Se dice que no tenemos hipótesis de conflicto, pero tenemos el conflicto del Antártico sin que eso se interprete como militar o con ir la guerra, sino que somos fuertes en ciencia, en nuestras universidades que producen científicos y una cultura capaz de sensibilizar a la gente, y si le sumás la creación de empresas nacionales que puedan brindar servicios a otros países para finalizar la Campaña Antártica, tendríamos muchos interesados, pero hoy todo ese sector lo acaparó Chile, que está haciendo una política netamente científica: van por todo el mundo, generan viajes a los foros científicos, hicieron un consorcio de empresas nacionales que venden servicios a precios acomodados para logística, manejo aduanero, turismo en la Antártida y desarrollaron Punta Arena y Puerto Williams para que sea la ciudad más austral del mundo, destronando a nuestra Ushuaia”, explicó.

Memolli calificó como “elefantes en un bazar” la política internacional de Javier Milei: “Brasil es miembro consultivo del Tratado Antártico, teníamos reuniones latinoamericanas donde acordábamos políticas... Dimos un primer paso apoyando la Amazonia para los brasileños y Malvinas para Argentina, y entonces ya teníamos un socio con Ecuador, previas disculpas por la venta de armas de Menem, lo mismo con Perú, logramos acuerdos, y logramos con Bulgaria conseguir que estuvieran representando el diálogo por Malvinas en Europa del Este; todos los votos suman”.

“Los países de Europa van por todo, la Unión Europea planea cómo manejar la Antártida en vez de estar mirando al Ártico, pero gobiernos como el de Milei atomizan esto de pensar en políticas de Estado con un fuerte componente latinoamericano. La política exterior no son amistades, son intereses, y si tenemos amigos, mejor”, finalizó Memolli.

El Tratado Antártico

Suscripto en diciembre de 1959 por 12 países, su entrada en vigencia operó en 1961 suspendiendo por 40 años las controversias sobre reclamos de soberanía en el continente. Consta de una breve introducción y de 14 artículos.

Lo componen los gobiernos de Argentina, Australia, Bélgica, Chile, la República Francesa, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, la Unión del Africa del Sur, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América.

El preámbulo reconoce que “es interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.

La Antártida se utilizará exclusivamente para fines pacíficos. Se prohíbe, entre otras, toda medida de carácter militar, tal como el establecimiento de bases y fortificaciones militares, la realización de maniobras militares, así como los ensayos de toda clase de armas.

Además, “ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región”.

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