EN FOCO

¿Por qué perderán Cambiemos y el kirchnerismo?

Pasó otra semana tormentosa. Desde lo climático y lo político. 

Pero el sábado, con el sol asomando, aunque el cielo otoñal lo nuble luego, siempre resulta un paréntesis, una oportunidad para recobrar fuerzas y salir a aprovechar ese poncho de los pobres que calienta desde lo alto.

También, jornadas como estas invitan a la reflexión. Por ejemplo, de lo ocurrido en el Congreso, donde ha habido torpezas de todo tipo. Por ejemplo, oficialistas y opositores perdiéndose en afectadas dialécticas, tratando de sacar rédito de una realidad que duele, como es que el ciudadano de a pie, clases medias, bajas, PyMes e industrias no puedan costear las tarifas de luz, gas y agua. Ver los rostros de esos legisladores, Cristina Kirchner de un lado, el macrista Luis Naidenoff del otro y recordar que las empresas, que cobran por prestaciones ineficientes, siempre ganaron: antes con millonarios subsidios; ahora con tarifazos imposibles. Los usuarios, en cualquier caso, siempre pagamos. 

Sin mucho esfuerzo se pudo advertir que, salvo excepciones, ninguno de los senadores que debatió el retroceso de las tarifas pensó en la gente, en proponer un plan estratégico para cambiar sus realidades o autabastecernos de energía para aminorar el impacto tarifario. La puja fue política, por el poder, un choque de fuerzas con el pueblo como espectador. El presidente Mauricio Macri, con su anunciado veto, dio la estocada final.

Ojalá fuera solo el tarifazo. Es, apenas, una isla en el proceso devaluatorio, recesivo e inflacionario actual: junio ha empezado con aumentos en el transporte y las prepagas, mientras avanza la suba en los precios de la canasta básica, desde la carne al pan, en las cuotas de los colegios privados, la telefonía celular y los combustibles, que traccionan sobre toda la góndola.

Pero hablemos de torpezas, de “aliados” del Gobierno como Elisa Carrió proponiendo que será Macri o nadie, alimentando el fantasma del golpe o el helicóptero de 2001, despotricando también contra su seno político. Síntoma de la crisis que atraviesa a Cambiemos.

Torpe ha sido también la gobernadora María Eugenia Vidal al cuestionar a las universidades porque los pobres no acceden a ella, sin la sensibilidad suficiente como para advertir que la ecuación es menos pobres, más educación. 

Y sin embargo, sin nada resuelto, con todo por hacer piensan en la reelección 2019, que ya no tienen asegurada. Con la imagen de Vidal y Macri en caída, nada mejor que resucitar como enemiga a Cristina Kirchner. Si hasta hay quienes apuran su desafuero para llevarla al centro de la escena, a los titulares de todos los medios, sedantes de la coyuntura actual para retrotraernos a la década que pasó. 

No hay error más craso que polarizar con la expresidenta o alguno de sus seguidores. Porque es el pasado, y un salvavidas de plomo para cualquier aspirante político. En esa estrategia, la derrota kirchnerista arrastrará a Cambiemos.

Mientras, como en cada crisis, la situación actual puede ser una oportunidad para alumbrar nuevos líderes, hombres y mujeres que sepan leer el sufrimiento de la gente, de los diezmados que ayer llenaron la Plaza de Mayo (Ver página 2), jubilados y trabajadores a los que cada vez les cuesta más llegar a fin de mes. Todos aquellos a los que Cambiemos les habló en campaña, los que les dieron sus votos y hoy ni siquiera tienen lugar en sus pensamientos.