¿Qué pasará con el dólar?

No alcanza ni con el acuerdo del FMI, ni con la suba sideral (recesiva) en las tasas de interés, para frenar la devaluación, que dispara la inflación y va hiriendo de muerte a industrias, PyMEs, ciudadanos de a pie

Tan grave como la recesión económica que sufrimos todos, es la crisis en la confianza herida del Gobierno: al Presidente, beneficiario de la fuga de capitales desregulada (en lo que va del año se fueron US$20.000 millones sin control), de la bicicleta financiera, los mercados no le creen. Y no alcanza ni con el acuerdo del FMI, ni con la suba sideral (recesiva) en las tasas de interés, para frenar la devaluación, que dispara la inflación y va hiriendo de muerte a industrias, PyMes, ciudadanos de a pie.

Esa crisis de credibilidad, de reglas nunca esclarecidas, explica que la moneda argentina sea cada vez más papel pintado, y que el dólar abra la semana a casi $31,50. La depreciación del peso acumula ya un 64%. Es apenas una llama en el fuego de precios que van consumiendo el poder adquisitivo: tarifazos en todos los bienes y servicios, combustibles que en los próximos días volverán a dispararse.

En el tren de estos aumentos -la inflación en más del 31%, la devaluación en el 64%, la pobreza en el 33%, un endeudamiento que coloca a la Argentina al borde del default- los únicos rezagados son los salarios de los bienaventurados que todavía conservamos el empleo: casi la excepción a la regla de un país que se desangra. Y que para salir de su laberinto necesita con urgencia un plan económico estratégico, lo que tantas veces destacamos: obra pública; protección a las PyMes e industrias, con acceso al financimiento y créditos blandos, para que generen empleo, divisas genuinas, reactiven el consumo. Quizá sea un comienzo para la recuperación: de la actividad económica, la confianza y la esperanza.