Cayó uno de los asesinos del quintero de Abasto

Fue vital el aporte de la madre del fallecido para dar con el autor, de 34 años. Hay un segundo sospechoso que está notificado en la causa, pero presentó un pedido de eximición, por lo que aún se encuentra en libertad

El homicidio del quintero José Luis Báez (32), perpetrado durante un violento asalto en su casa de Abasto el pasado abril, comienza a esclarecerse, ya que se logró la identificación de dos de los responsables, uno de los cuales ya se encuentra detrás de las rejas, mientras que el otro va camino a ello, aunque por el momento se mantiene libre ya que presentó un pedido de eximición, anunciaron ayer fuentes policiales. 

El Gabinete de Homicidios de la DDI, junto con sus pares de la Jefatura Distrital Oeste de Sebastián Perea y siguiendo las órdenes de Diego Bravo, de la Jefatura Departamental La Plata, pudo cercar a los delincuentes gracias al aporte que brindó la madre del fallecido, quien aseguró que uno de los implicados es un joven de 20 años. 

“Tenía un pasamontañas du­rante el robo, pero cuando se lo acomodó dejó por un momento la cara al descubierto y lo vio la señora. Lo identificó porque es el hijo de un camionero que iba a la quinta a retirar la producción”, detalló un jefe de la fuerza. De hecho, eso fue lo que originó el crimen, ya que al ser reconocido el delincuente por parte de Báez, la banda (conformada por entre cuatro y seis integrantes) no dudó en darle un tiro en la axila al quintero y rematarlo de un escopetazo que le reventó la cabeza.

Municiones y autos

El sospechoso presentó un recurso de eximición de prisión y por ahora se mantiene alejado de la cárcel. Sin embargo, no corrió la misma suerte uno de sus cómplices, sindicado jefe de la organización delictiva, un individuo de 34 años domiciliado en 513 y 200. 

“A él lo involucraron diversos testigos”, aceptó un pesquisa, y añadió: “Lideraba la banda, que solía cometer robos en la zona a bordo de una Renault Duster, la misma que fue empleada en el hecho en cuestión”. 

Dicho rodado había sido sustraído el 8 de abril en 18 y 70, y el día después del homicidio de Báez apareció quemado en la rotonda de la Ruta 6 y 58. Con esos datos, los uniformados fueron a buscar al sujeto a una finca de 522 entre 213 y 214, y si bien opuso resistencia terminó esposado. 

Lo trasladaron a la comisaría Novena de Quilmes, donde ayer le notificaron que quedaba detenido por el delito de “homicidio en ocasión de robo”, complicando mucho más su situación, ya que estaba encerrado por “resistencia a la autoridad”. 

En otros cinco registros domiciliarios en Lisandro Olmos se secuestró un Volkswagen Senda y un Citroën Xsara, “unidades que usaban para realizar tareas de inteligencia en las quintas donde cometerían los asaltos”.

También se incautaron, en una propiedad de 520 entre 213 y 214, dos pares de precintos, del mismo color y modelo que los que quedaron abandonados en el domicilio de Báez, tres cartuchos de escopeta calibre .16, otro calibre .32, cuatro vainas servidas .32 (calibres de plomos usados en el crimen), tres cartuchos calibre .20 y cuatro celulares, que había dejado allí el líder de la organización.

Ahora, la tarea de los encargados de la pesquisa es dar con el resto de los criminales, lo cual confían poder conseguir en las próximas horas. “El caso quedó prácticamente esclarecido”, aseguraron a este medio.

Lo mataron por reconocer al ladrón

El hecho había tenido lugar el 24 de abril, cuando los malhechores ingresaron a la casa de José Luis Báez (32), emplazada en 513 y 200. 

El hombre se encontraba con otros seis familiares y, si bien los ladrones se apoderaron de 60.000 pesos, lo terminaron ejecutando de dos disparos, ya que uno de los integrantes de la organización fue reconocido. Además, resultaron heridas otras tres personas: dos de ellas con culatazos en la cabeza y la restante con un balazo en la pierna. 

“Estaba viendo el noticiero en mi cama, sentada, y sentí un ruido afuera. Como estaban los chicos viendo la televisión pensé que estaban jugando. Ahí fue cuando me asomé desde la puerta de la pieza y vi a los tipos armados”, dijo Hilda, la madre del fallecido, ante este medio. Y agregó: “Me pedían plata constantemente. Les di 30.000 pesos y como seguían insistiendo, les terminé dando 60.000 en total. Buscaban celulares, les dimos todo lo que teníamos, pero igual mataron a mi hijo”.

Noticias Relacionadas