Condenado a tres años de prisión en suspenso por ciberacoso y coacción

Quedó probado que Ramiro Melgarejo amenazó a la nena si no accedía a un encuentro. La madre de la menor se hizo pasar por adolescente y lo atrapó

El juez Horacio Ernesto Barberis, integrante del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº19, condenó a un sujeto a tres años de prisión en suspenso por ciberacoso y amenazas a una chica de 13 años. La condena se obtuvo mediante un juicio abreviad, mediante el cual el acusado acordó con el fiscal Eduardo Carlos Marina su culpabilidad.

Según el fallo, el 19 de octubre de 2016 a la medianoche, la joven ingresó en un grupo de Facebook llamado “whatsapp” (como la aplicación) que se promocionaba como un lugar “para encontrar gente para charlar y conocerse”. Allí, puso su número de celular, lo que generó que a los pocos minutos fuera agregada a un grupo de Whatsapp y luego contactada individualmente por Ramiro Alfredo Melgarejo, a través de la misma red.

El depravado de 43 años comenzó a hablar con la víctima y le pidió fotos de su cuerpo, con y sin ropa. La joven se las envió pero, cuando la conversación avanzó, le dijo que tenía 13 años. Melgarejo no sólo continuó con la charla sino que le pidió verse y que le enviara más fotos.

Durante el 20 de octubre, el degenerado insistió con la conversación por Whatsapp y con el pedido de las imágenes. Como la víctima se negó, la amenazó con publicar en Facebook las fotos que ella le había enviado. Incluso le envió mensajes de texto a su celular. La víctima no sólo no le contestó sino que borró la conversación y luego, con ayuda de su hermana, lo bloqueó para impedir que continuara contactándola.

Dos días después, la víctima le comentó el hecho a su madre. La mujer utilizó su propio celular para escribirle a Melgarejo, haciéndose pasar por una adolescente de 13 años. El acusado no sólo continuó con la conversación sino que le pidió fotos íntimas y le envió un video que mostraba una escena sexual.

Ante esta situación, la madre de la víctima le propuso que se vieran ese mismo día a las 20 en una esquina del barrio de Constitución, sobre la Avenida San Juan. Melgarejo aceptó y le dijo que iría con una remera turquesa. Al llegar, la mujer lo reconoció no sólo por la ropa sino también por la foto de Whatsapp y le pidió ayuda automáticamente a un policía, que finalmente lo detuvo.