“Él no quería que yo tuviera una vida, no iba a parar hasta matarme”

El desgarrador relato de María, la mujer que recibió una brutal golpiza por parte de su expareja y tuvo que fingir estar muerta para que no la asesinara

María, la mujer que debió fingir que estaba muerta para que su exmarido dejara de golpearla y cuya situación fue primicia de diario Hoy, rompió el silencio y dio detalles de lo ocurrido.

“Reventó la puerta, me tiró al piso y empezó a pegarme en la cara y la cabeza”, relató María, y agregó que, mientras la atacaba salvajemente, el sujeto le decía que “era poca la sangre que tenía, y que merecía morirme por hija de p…”. 

Al detallar el instante de la brutal agresión, María contó que “los minutos eran interminables, creía que él nunca iba a parar de pegarme y que nadie iba a venir a ayudarme”. Fue en ese momento que la mujer tomó la decisión de fingir que se encontraba sin vida. “Me quería muerta porque sabía que iba a dejarlo. Él no quería que yo tuviera una vida, no iba a parar hasta matarme, así que me quedé quieta y dejé de respirar”, reveló.

Afortunadamente su estrategia dio resultado y el sujeto dejó de golpearla, aunque, en palabras de María, “solo se quedó sentado esperando, y después se fue”. Con las pocas fuerzas que le quedaban, la mujer tocó el botón antipánico y esperó a que llegara la Policía, que al arribar la encontró gravemente herida.

Solicitaron cambio de carátula

Darío Witt, presidente de Casa María Pueblo, organización que brinda apoyo a víctimas de violencia de género, aseguró a este medio que solicitaron que se cambie la causa a “intento de homicidio doblemente agravado mediando violencia de género y por el vínculo”, ya que por el momento, la carátula es “lesiones”, delito que es excarcelable, por lo que el agresor se encuentra libre.

Cabe destacar que la víctima se encuentra incomunicada debido a que su expareja le envía mensajes amenazadores a su teléfono. “Te prendo fuego la casa”, habría sido uno de ellos. Además, María ya había realizado dos denuncias previas al ataque. “La última vez me atropelló con la camioneta, y por eso tengo una planchuela con siete clavos en una pierna”, explicó.

Por último, Witt señaló que en casos como este se repite una constante: “Cuando una mujer decide terminar el vínculo con el violento, este comienza un estado que denominamos prefemicida, que lo lleva a ingresar en un cuadro de alta peligrosidad represiva”.

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