Se repite la historia: ladrones causaron estragos en Grand Bell

Dos delincuentes ingresaron al club de campo, en el que meses atrás se produjo un impactante robo. Escaparon a toda velocidad, destrozando la barra de seguridad.

Aunque parece mentira, no lo es. Lo peor de todo es que la policía todavía no tiene dato alguno de los implicados. Se trata del nuevo hecho de extrema inseguridad que se vivió en el club de campo Grand Bell. Tal como adelantó ayer este medio en exclusiva, al menos dos ladrones ganaron el interior no solo del predio, sino también de una de las propiedades del lugar, mientras un cómplice hacía las veces de campana en el exterior.

A siete meses del impactante robo que se vivió en el lugar y que tuvo como víctima a una familia que por suerte no se encontraba en el inmueble cuando se cometió el atraco, nuevamente la escasa seguridad del country quedó en el ojo de la tormenta. Los vecinos volvieron a levantar la voz y hacerse escuchar.

Tal como admitieron desde la gerencia del club, todo se inició a las 21:10 del sábado, cuando “dos individuos ingresaron al Grand Bell con un vehículo en forma irregular, permaneciendo por un lapso de 34 minutos dentro del predio”. Indicaron que “el acceso lo lograron mediante una acción de distracción al personal de seguridad del Puesto 1. Valiéndose de un cómplice que se mantuvo en forma externa para, en simultáneo y aprovechando la apertura de la barrera en instancias del paso del auto de un propietario, ingresar manteniéndose a muy corta distancia de dicho coche. El mismo procedimiento fue empleado para la salida, pero golpeando en esta oportunidad el brazo de la barrera con el techo del automóvil, a una velocidad considerable”.

Detalles exclusivos

Trama Urbana accedió, a su vez, a un testimonio exclusivo, que detalla lo que acaeció en el country. Una fuente relató que los malvivientes no llegaron a perpetrar el ilícito porque el dueño de la vivienda a la que entraron descubrió el accionar a tiempo y los puso en fuga.

Claro que en ese momento solo uno de los cacos estaba dentro del rodado, ya que el otro había descendido y ya se hallaba en el jardín del damnificado, a punto de ganar el interior. Al ver que abortaba los planes delictivos, el que permanecía en el auto aceleró sin recuperar a su compañero y enfiló hacia la entrada con el fin de fugarse. Cuando llegó a la garita de seguridad, con la barrera baja, aceleró mientras tocaba bocina y pasó a toda velocidad, dañándola.

Justo en ese momento apareció la dueña de la residencia atacada en abril, quien se topó otra vez con la triste escena que le evocó “los peores recuerdos”, dijeron los voceros. Desesperada y ante la imposibilidad de saber si otra vez se habían metido en su casa, se acercó a los empleados de Securitas y les pidió que llamaran al 911. La respuesta de uno de ellos fue, cuando menos, lamentable. “No dejaba de mirar la computadora, hasta que terminó por decirle que ya se estaba encargando su compañero”.

En tanto, el otro delincuente quedó varado y dando vueltas por el sitio, buscando otra opción para huir. Finalmente, lo consiguió, ya que no se logró ninguna detención. “Se vivieron momentos muy feos, y era desesperante saber que había un tipo de estos dando vueltas”, sentenciaron los frentistas del club de campo.

La gerencia, a su vez, puntualizó que “el vehículo usado por estos individuos habría tenido una patente robada, correspondiente a otro auto de la misma marca y modelo, pero color diferente al registrado legalmente”.

Noticias Relacionadas