Dyango: “Siento la alegría del retiro y la tristeza del adiós”

Desde Chile, el famoso artista español anticipa en exclusiva a Hoy las sensaciones de la gira que lo trae por última vez a nuestro país, repasa su vida y su carrera. Además, durante este distendido diálogo, asegura que “nunca” vio una crisis argentina como la actual

Como tantos inmigrantes, como tantos artistas del Viejo Continente, Dyango es uno de esos músicos españoles que, siendo muchacho, empacó sus valijas para buscar suerte en tierras sudamericanas. Pero el año pasado el catalán anunció que, a sus 74 años y tras casi medio siglo de viajes, en 2014 se retiraría de los escenarios con el tour latinoamericano Gracias y adiós. 

Esta última gira -que abarca más de 15 países de América, incluido Estados Unidos- , lo devolverá al porteño Teatro Gran Rex los días 26-27 de abril y 3 de mayo, para luego continuar por otras latitudes de Argentina y el mundo hasta fin de año. “Estoy entre la alegría del retiro y la tristeza del adiós. Fueron casi 50 años de ir a la Argentina y ahora sé que no voy a volver más al país que me vio nacer artísticamente; pero me pone feliz haber podido llegar hasta el día de mi retiro y por eso siento un gran cariño”, asegura a Hoy el músico que, desde un hotel ubicado en Santiago de Chile, se presta a un distendido diálogo telefónico.

Finalmente, puede decir que ha resistido a las modas y al tiempo...

Es que yo me siento un cantante de la familia. Por eso a mis shows va mi público mayor, las señoras, pero también están las hijas y las nietas. Me sienten muy suyo, muy íntimo y eso es lo mejor que me puede pasar.

Entonces, ¿por qué el retiro?

Cada uno tiene derecho a su retiro. Con el tiempo te das cuenta que estás descuidando a tu familia, notás que tus hijos crecen y sólo los ves cada seis meses. Con mi profesión he llegado a tener una casa, una piscina hermosa, un barquito, pero después adviertes que no has disfrutado lo suficiente.

¿Le costó tomar la decisión?

Es algo que venía pensando, pero se siente nostalgia por la despedida; me da pesar el saber que no voy a subir a un escenario, pero así es la vida. No hay que hacer un drama de todo esto.

¿Bajar de los escenarios es bajar de la música?

De ninguna manera; voy a seguir grabando.  La música es mi vida, estudié desde los 8 años, mi papá era músico, mis hijos son cantantes y la llevo en el alma. Pero para hacer esto lo primero que hay que saber es que a la música hay que sentirla -de nada vale una buena voz sino sabes interpretar-, hay que valorarla y hay que estudiar mucho.

Haciendo un balance de su carrera, ¿qué le quedó por hacer?

Musicalmente he hecho de todo, he cantado  con compañeros entrañables. No sé qué más podría hacer, aunque siempre tengo en mente grabar otro disco de tangos [N. del R.: en 1988, su álbum Tango lo convirtió en uno de los pocos artistas no rioplatenses en ser aceptados por el ambiente tanguero, incluso por el gran Roberto Goyeneche, con quien grabó Sur]. He tenido la suerte de valorar mucho el tango, género que me dio un amigo como el “Polaco”, con quien llegamos a ser muy íntimos, nos quisimos de verdad, nos repetábamos mucho y yo creía que no había una voz como la suya ni una manera de cantar el tango como nos enseñó él.

¿Qué le diría a aquel joven que a fines de los ’60 desembarcó en Buenos Aires?

Le agradecería, porque tuve la suerte de llegar a un país que era mágico, el mejor en algunas ocasiones, en otras mal llevado, pero es la tierra que quise por elección. La piolada está presente en cada paso que das y es como estar viviendo en el paraíso, aunque algunos políticos no hayan estado a la altura.

Usted ha conocido varios gobiernos...

A todos, y no entiendo cómo la gente puede soportar una devaluación tal de la economía. Es el país que una vez que pasa sus miserias vuelve a resucitar. Recuerdo cuando llegaba de joven al aeropuerto de Ezeiza y preguntaba ‘¿cómo va el país?’. ‘Estamos como el culo, tocando fondo’, me decían, y así siguen. Ya sería hora de que dejen de tocar fondo.

¿Cómo ve a la Argentina actual?

Siempre la noto con ánimo. Pero de un tiempo a esta parte me he cruzado a mucha gente buscando comida en la basura y durmiendo en la calle; eso yo no lo había visto nunca en la Argentina. No sé la razón, pero hay que remediarlo urgente.