Los protagonistas de Educando a Nina, a sola con Hoy

“Esta tira es como un oasis en medio de la realidad”

En diálogo con Hoy, Carola Reyna y Nicolás Furtado nos brindan detalles de la exitosa novela que se emite por Telefe

Desde los estudios de Telefe, en un viejo invernadero, set que era usado para grabar Casi ángeles, Carola Reyna y Nicolás Furtado tuvieron una distendida y amena charla con este medio en la que destacaron el trabajo que realizan en la novela éxito del canal, Educando a Nina.

La historia del programa se centra en dos hermanas gemelas separadas al nacer que llevan vidas opuestas, desconociendo la existencia de la otra. Mientras que Mara (Griselda Siciliani) nació en cuna de oro y vive en un mundo de lujo, Nina (también interpretada por la actriz) es bailarina y corista en el mundo del cuarteto. Vive de gira en gira haciendo varios shows por noche y espera ese momento en que la vida le dé una oportunidad. Cuando Nina ya no sabe qué hacer, está cansada de su novio infiel, tapada de cuentas y sin perspectivas a futuro, dos hombres misteriosos (Juan Leyrado y Diego Ramos) le ofrecen mucho dinero por hacerse pasar por Mara, una heredera sin ambiciones que se fue a Ibiza sin autorización, y por un lío de drogas está presa en España. 

Ser Mara no solo implica un cambio radical para Nina en cuanto a estética, estilo de vida y forma de hablar, sino mantener una relación con Antonio Di Caro (Rafael Ferro), su prometido, quien se hizo famoso gracias a un libro que no escribió. Cuando su hermano Renzo (Esteban Lamothe) tuvo un accidente y quedó en coma, Antonio encontró el manuscrito, lo editó y se convirtió en best seller. Dos años después, Renzo se despertará y eso será un problema también en su relación con Mara, que en realidad es Nina.

En esta intrincada trama, Reyna y Furtado aparecen como dos carismáticos personajes. Ella, una mujer de alta sociedad, un tanto estirada e infeliz; él, un cuartetero de pura cepa que busca triunfar en el mundo de la música.

—¿Cómo es la experiencia de trabajar en una tira diaria?

CR: —La tira diaria es como prepararse para una maratón. Es larga y tiene varias etapas. En esta en particular yo siento que estoy en un oasis en medio de la realidad. Es un lugar genial, todos tenemos algo para actuar y todo el tiempo están pasando cosas. Es un placer y nos llevamos genial.

—Nicolás, ¿cómo te llevás con el reconocimiento de la gente?

—Bien. Cada vez es más y a veces no sé cómo manejarlo y nadie te enseña a lidiar con el reconocimiento. Es algo nuevo para mí y me voy acostumbrando en la práctica.

—¿Cambia mucho la experiencia teniendo en cuenta el éxito que alcanzaron?

CR: —Tanto la tira del año pasado Esperanza mía como la de este año Nina pegaron un montón y siento que eso me da una gran relajación. Porque si no anda bien, tenés que soportar toda la carga del rating. Ahora eso no pasa para nada. Pero tampoco tenemos la locura del éxito, el mal mambo del éxito. 

—Cuando arrancó la novela hubo controversia por la tonada del personaje del Bicho, ¿cómo manejaste la polémica?

NF: —Eso fue solo al principio por suerte, para los festejos del Día del Niño estuve en Córdoba y el cariño de la gente fue inmenso. Lo que pasó en su momento es algo normal, natural, porque obviamente estamos haciendo referencia a un cantante tan importante como Rodrigo y a un género tan relevante como el cuarteto. Además, estamos haciendo de cordobeses y ellos van a tener su opinión, y es válida. Después, la gente nos fue tomando cariño, o porque aceptó el acento o porque nos fue tomando cariño, no sé (risas). Hoy en día recibimos mucho apoyo de los cordobeses.

—Algunos medios te habían rotulado como el “antigalán”, ¿cómo te llevás con eso?

—Bien, si así me rotulan... trato de no jugar con eso, yo estudié muchísimos años actuación, no paro de hacerlo y entonces si todo se resume en el galán, siento que no es justo. Quiero en mis personajes poner la parte más artística, más estética. Es muy fino el límite porque tampoco significa que no pueda ser un galán en algún momento.

—El término galán tampoco es malo…

—Por su puesto, el tema es que no te encasillen, ahí está la historia. Yo cuido que no me pase eso.

—¿Por eso también tu trabajo en El Marginal?

—Sí. Al principio, cuando presentaron una foto mía, no daba con el perfil del personaje. Pero yo fui disfrazado al casting: me rapé la cabeza, me puse unos dientes postizos y actué de una forma que la gente que estaba ahí no me reconoció. Nunca dije que era actor ni que tenía experiencia, solo que quería participar. Fue toda una apuesta, y al final funcionó.

—¿Hiciste lo mismo para el personaje del Bicho?

—Con el Bicho me pinté el pelo para caer al casting con una referencia al Potro Rodrigo. Estuvo muy bueno buscar la escencia del Bicho. A mí me gusta investigar mucho, ir a lugares puntuales en donde puedo llenarme de ese muindo que quiero construir. Es la parte que más me gusta.

—Carola, ¿qué es lo que encontraste de atractivo en tu personaje?

—A mí me interesa que haya algo llamativo para actuar. Un lugar en donde poder “hincar el diente” o no. Creo que los trabajos tienen que ver con eso: si puedo hacer algo más atractivo. Me gustan mucho los personajes que caminan como por un borde, lo tragicómico de un personaje, eso me divierte mucho.

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