Edelap: cientos de usuarios sin servicio

En Ensenada explotó un transformador y trescientos vecinos se quedaron sin luz. En City Bell, padecieron dos días sin electricidad ni respuestas. En los alrededores de Plaza Belgrano también hubo un apagón, sin causa aparente

Las protestas de habitantes de la región contra el servicio eléctrico proporcionado por Edelap se volvió una costumbre. A los frecuentes cortes de luz reportados en varias zonas, se suman las explosiones de trans­formadores que no tienen el voltaje necesario o carecen de mantenimiento. El descontento hacia la empresa distribuidora se multiplica: ayer quedaron alrededor de 300 usuarios a ciegas en Ensenada, y otros tantos en City Bell y el centro. 

En horas de la tarde, en los barrios Autonomía y Vareadores de Ensenada se sintió una detonación. Los vecinos de la calle 126 entre 531 y 532 escucharon algo “parecido a una bomba” y al instante quedaron a oscuras. Tras denunciar repetidos cortes, hicieron el reclamo en la empresa. “Me dicen que lo van a arreglar a la brevedad: eso es lo mismo que la nada misma. Las boletas me llegaron con un 100% de aumento y las pago sin quejarme, pero como mínimo pretendo que me brinden un servicio como la gente. Estos transformadores tienen la edad del sol y siempre tienen problemas. Que los cambien de una vez por todas”, dijo furiosa a diario Hoy Mirtha Pruzzo, vecina del barrio Autonomía.

Raúl Sosa, del mismo barrio, explicó: “Esto ya pasó otras veces. Vienen con una varita, acomodan algo y podemos pasar sin luz días enteros. Tenemos cortes permanentes. Esta explosión no es más que otra de las tantas que ya hubo”.  

 City Bell y Plaza Belgrano

Los vecinos de las calles 26 y 458 de City Bell, en tanto, hace dos días que están a oscuras. En las últimas horas se comunicaron con este diario para denunciar que viven sin luz desde el martes a la noche. A pesar de haber realizado el reclamo, no tuvieron respuesta por parte de Edelap.

En pleno centro también hubo cortes de electricidad. La luz se fue ayer por la mañana y al cierre de esta edición no había vuelto. Micaela, una vecina de 40 entre 11 y 12, vio que estaba el precinto en el medidor de su casa y pensó que le habían cortado el servicio. Pero cuando fue a la empresa, un asistente le dijo que el pago estaba al día y que mandara un mensaje de texto para averiguar qué pasó. 

En suma, la escena se vuelve dramática: no hay interlocutor de la firma ni voz responsable que reciba las quejas de los afectados. 

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