Francisco, en medio de una reforma que se hace esperar

El argentino Jorge Bergoglio cumple hoy su cuarto aniversario al frente de la Santa Sede. Sus logros deslumbran al mundo pero provocan rechazo en la curia

Francisco cumple hoy cuatro años de papado. Los días en el Vaticano del argentino Jorge Bergolgio discurren entre el fervor popular que lo aclama a diario en la Plaza San Pedro y sus enfrentamientos con la curia romana. Su lenguaje afable, simple, que conecta con los humildes, contrasta con el poderoso gobierno central de la Iglesia.

Según se estima, Francisco cuenta con el apoyo de alrededor del 20% de la curia, mientras que la mayoría muestra lealtad y solo una minoría se opone abiertamente a su gestión. Para los especialistas en asuntos del Vaticano, introducir los cambios que llevó adelante Francisco es una labor que requiere mucho tiempo en una institución como la Iglesia, alineada a la conservación de las tradiciones eclesiásticas.

Por ejemplo, su intención de poner fin al desorden imperante por décadas en la administración del Estado vaticano, a través de mejorar el empleo de recursos y garantizar transparencia en las finanzas, generó en la Santa Sede un pedido de cautela. Se necesitan aún “algunos años” para emitir estados financieros consolidados, aseguraron en Roma.

Desde el inicio de su pontificado, el Papa marcó su estilo: no le gusta usar el coche oficial y no vive en los aposentos del Palacio Apostólico, sino en una de las habitaciones de la Casa Santa Marta, mucho más austera. Además, el diálogo interreligioso fue otra de sus marcas de identidad. En enero de 2016 durante una visita a la Sinagoga de Roma, el Papa llamó “hermanos y hermanas mayores en la fe” a los miembros de la comunidad judía con los que se reunió. En términos parecidos se expresó durante la reunión que mantuvo con un grupo de musulmanes en Turquía durante su visita al país a finales de 2014.

Francisco también entró en la historia de la Iglesia al marcar el récord de santos canonizados, una cifra que roza los 1.000, superando la marca establecida por Juan Pablo II, con 482 santos canonizados a lo largo de sus 26 años de pontificado.

Su vuelta a casa 

A pesar de la fascinación que la figura de  Francisco generó en el mundo, en su país natal su voz es analizada a través del prisma de la idiosincrasia argentina: se la critica y se la exalta a la vez. Tal vez esa sea una de las razones por las que aún no ha vuelto a visitarlo. 

Según trascendidos de últimas horas, Francisco habría admitido que piensa viajar a la Argentina en 2018, entre finales de marzo y principios de abril. En esa ocasión, espera congregar a 20 millones de personas en las cinco provincias a las que quiere llegar en su recorrida y para tal fin ya hay un equipo trabajando para organizarla.

De todos modos, la confirmación de la fecha se realizará cerca de fin de año, seguramente en octubre. 

Por otro lado, se supo que en Argentina se empezará a trabajar en la gira papal después de que se elija la nueva Comisión Episcopal en junio.

La vocación religiosa en la Argentina cambió tras su designación

El impacto de la elección de Jorge Bergoglio como máxima autoridad de la Iglesia Católica no solo aumentó la participación y compromiso de laicos, sino que también revirtió la tendencia decreciente de vocaciones religiosas en la Argentina.

La carrera religiosa venía en descenso en nuestro país: según datos publicados por la Organización de Seminarios de la Argentina (OSAR), que reúne solo los seminarios eclesiásticos, de 1.463 seminaristas que había en 1997, para 2014 la cifra había descendido a casi la mitad, llegando a 827.

Si bien en 2015 no se registraron datos, fuentes de la Conferencia Episcopal Argentina informaron que en 2016 hubo 907 seminaristas en todas las diócesis del país, lo que representa un incremento de casi un 10% respecto del último año en que hubo información oficial, es decir 2014.

Esta cifra es independiente de los ingresos en órdenes y congregaciones, de las que la Conferencia solo registra unos 98, entendiendo al Seminario como su instancia previa.