La tradición de los momos de Fin de Año en la región

La historia de la quema de los muñecos

Hace 60 años, la tradición se inició en la ciudad como una forma de homenajear a un club de fútbol. Hoy, con más de un centenar de exponentes, es un signo distintivo de los barrios

La primera mecha que encendió la tradición fue en reconocimiento a Defensores de Cambaceres, en 1956. Ese año, el equipo de Ensenada se había consagrado campeón de la liga local y al presidente del club, don Luis Tortora, a modo de festejo se le ocurrió quemar la estructura de un momo en la puerta del almacén Los Obreros, de 10 y 40.

Algunos dicen que representaba un payaso, otros aseguran que era un jugador del equipo ganador. A 60 años de ese primer muñeco quemado, hoy la llama continúa más encendida que nunca. 

El historiador Nicolás Colombo, autor del libro Misterios de La Plata, explicó que “esta costumbre tiene sus orígenes en las Fallas de Valencia, en España. Algunos lo interpretan como un acto para quemar los recuerdos del año saliente y así recibir renovados al año que llega”. 

Este suceso, que en los últimos tiempos adquirió el nombre de “Quema de momos”, durante los 60 comenzó a crecer paulatinamente en cada uno de los barrios platenses. La actividad se sucedió ininterrumpidamente durante 20 años. 

Luego, en 1976, con el fin de soslayar los festejos y las tradiciones de los vecinos, el gobierno militar prohibió la actividad. La celebración regresaría recién en 1983, con la vuelta a la democracia. 

Durante los 80, la quema de muñecos se volvió una especie de homenaje en vida a las principales estrellas de nuestro país. Por este motivo, resultan inolvidables aquellas estructuras gigantescas que representaron a Carlos Monzón, Ringo Bonavena y Alberto Olmedo, entre otros. 

Siempre en concordancia con el contexto político que se estaba viviendo, los momos también reflejaron el malestar del pueblo y su enojo con la clase gobernante. En la década del 1990 fueron quemados muñecos que representaban, por ejemplo, al entonces presidente Carlos Menem. También, tras los fatídicos 19 y 20 de diciembre de 2001, se incendió una importante cantidad de muñecos con la imagen del exmandatario Fernando de la Rúa y con la de su polémico ministro de Economía, Domingo Cavallo. 

Este fenómeno, que reúne a diferentes actores de los barrios en el armado de estructuras de hierro, madera y papel de diario que serán quemadas apenas inicia el nuevo año, representa un acontecimiento de alcance mundial y un orgullo para toda la ciudad.

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