Fracking: “extractivismo desenfrenado, depredatorio y dependiente”

La investigadora Maristella Svampa habló con Hoy, criticó el acuerdo YPF – Chevrón  para extraer nuestro petróleo y alertó por los riesgos sociales del modelo kirchnerista

Con la claridad de una investigadora de prestigio en las Ciencias Sociales, Maristella Svampa fue a desatar el nudo mismo del relato oficial allí donde se forma, en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Ayer, minutos antes de disertar en la charla debate “¿Qué hay detrás del acuerdo YPF – Chevrón”, dialogó con nuestro diario sobre las consecuencias silenciadas de la depredación de los recursos naturales por parte de la política económica del kirchnerismo. 

“El acuerdo con Chevrón, cuyas condiciones no conocemos, implica un avance en la explotación de hidrocarburos no convencionales con la metodología de la fractura hidráulica, controversial en todo el mundo pero que la Argentina ha adoptado en el marco de una visión `Eldoradista´”, señaló a Hoy Svampa. El fracking está prohibido en Francia, Bulgaria y en estados de Canadá, Estados Unidos, Australia y Suiza. De allí surge, pues, la primer paradoja de un gobierno que se dice progresista pero avala una práctica cuestionada y peligrosa para la población. 

La falsa idea de desarrollo 

¿La excusa? Una idea de progreso irreal vendida como espejitos de colores por el Ejecutivo nacional y que nuestra entrevistada detalló como “una visión `Eldoradista´, porque es la pretensión de que, a través de un recurso natural, Argentina podría convertirse en una potencia energética en el mundo; lo cual es falso”. Se entiende, así, las declaraciones de Miguel Galuccio (ver página 3), sobre la “revolución energética como la de EEUU”. 

Mentira y contradicción, aseguró la socióloga formada en Buenos Aires y París, porque es sólo “una vuelta de tuerca en el marco del extractivismo” que ha impulsado este gobierno. Más claro: "El kirchnerismo no tiene proyecto estratégico de desarrollo; sólo un extractivismo desenfrenado, dependiente y depredatorio, orientado a la exportación a gran escala de commodities , cuyas consecuencias sociales y ambientales son ignoradas”.

Pero si de comparaciones con la potencia del norte se trata, se ocultan “los impactos ambientales que ya se ven, por ejemplo, en EE.UU. El fracking tiene costos operativos más altos, genera más emisiones de gas metano e incrementa el calentamiento global”, agregó. Pequeños terremotos o sismos se encuentran entre las posibles consecuencias, pero son los peligros sociales los que se aprecian en un plazo mucho menor: desplazamiento de poblaciones, desarraigo, promesas de empleo incumplidas, afección a la salud de las comunidades de las zonas afectadas. 

Montada sobre el redituable boom de las commodities (léase soja), la década K creó sus propios nudos, las ataduras a una dependencia de los recursos naturales que quedará como herencia para el próximo gobierno. En el medio de esta confusión, se entregó soberanía. “En vez de apuntar a la búsqueda de energías alternativas y a la instalación de una agenda de transición hacia energías más limpias y sustentables, se apuesta por Chevrón y se alienta la profundización del esquema basado en combustibles fósiles”, remató Svampa. 

La ausencia de políticas estratégicas para la riqueza del subsuelo argentino, que un creciente activismo ambiental pone en agenda periódicamente, es el nuevo muro que separa el pasado del futuro y el progreso de la eterna decadencia. 

La contracara de los relatores K 

Maristella Svampa forma parte de Plataforma 2012, un grupo de intelectuales que se planteó como barrera al armado discursivo del kirchnerismo. Durante los últimos años, recorrió el país para dialogar con las asambleas autoconvocadas que se extienden de Sur a Norte de nuestro país pues considera que allí se expresa una crítica a la idea dominante de "desarrollo" que comparten el gobierno y las empresas: ganancias a cualquier precio. 

Escritora e investigadora e renombre, ayer sentó posición en el hall de la Facultad de Periodismo en una charla debate cuyo panel estuvo integrado también por un miembro del Observatorio Petrolero del Sur y un periodista ambiental del Colectivo Tinta Verde. En términos políticos, la jornada implicó romper con la monotonía del relato oficial, que se instauró hace años en esa facultad de manera hegemónica. 

Grave derrame petrolero en Salta 

En Salta, la situación es “grave”, tal como calificaron las autoridades locales a la ruptura de un oleoducto que produjo un derrame de petróleo y afectó a las aguas del río Caraparí, en la ciudad de Campo Durán. 

El derrame, que fue descubierto en la noche del sábado, provocó una gran mancha de petróleo en una especie de playa que se forma en los laterales del cauce del Río Caraparí, a pocos metros de la comunidad aborigen chané, en el noreste de la provincia de Salta. El domingo, el derrame llegó a las aguas del río Caraparí, que utilizan los pobladores de la zona para riego y para sus animales. "El daño ambiental es por el momento inestimable", sostuvo ayer el intendente de Aguaray, Juan Carlos Alcoba, quien destacó la gravedad del siniestro. 

"Recién en las próximas horas y según me explicó el gerente de operaciones del complejo, Osvaldo Antoniazzi, se podrá precisar el daño ambiental que se está provocando porque el oleoducto que se rompió, está colocado al menos a dos metros de profundidad", agregó una autoridad provincial. 

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