Soberanía

Señora Presidenta: soberanía es igual a independencia política y económica. Y su gobierno está muy lejos de demostrarla, producto de varias situaciones. Una de ellas, reciente y lamentable, es la retención de nuestro buque insignia: la Fragata Libertad, que, según usted, fue retenido por los fondos buitres.

Si nuestras Fuerzas Armadas de aire, mar y tierra estuvieran equipadas, organizadas y res-petadas como en cualquier nación que se precie de tal, esto no habría sucedido. Las Fuerzas Armadas fueron las que hicieron parir nuestra nación en los albores de la Independencia de la Patria, de la mano del general San Martín, el santo de la espada, que fue el general más importante de nuestra fuerza.

Soberanía también es la independencia económica que teníamos en los años de los gobiernos de Juan Domingo Perón (general de la Nación) o de Arturo Frondizi, años en los que estábamos insertos en los diez primeros países en vías de desarrollo. 

Soberanía es también que en nuestro querido suelo patrio no haya ni un solo argentino sin sus necesidades básicas satisfechas. Es decir, que haya trabajo, educación, salud y acceso a la vivienda. Eso, señora Presidenta, es también
soberanía.

Soberanía es que puedan ir a las universidades, como hace más de 60 años, nuestros queridos hermanos del norte o del Conurbano bonaerense, a los que Evita alguna vez llamó sus “grasitas”, que después se convirtieron en profesionales que inundaron, por suerte, de norte a sur nuestro país.

Soberanía es tener la posibilidad del ocio para poder leer, comentar y discutir desde Engels, Marx y Lenin hasta las encíclicas de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. También es soberanía poder levantarse a la mañana en un país donde la violencia y la trata de personas no existan.

Myriam Renée Chávez

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