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Armadora del Doble Cambio

Agustina Boyezuk, jugadora de vóley de Estudiantes y de la Selección Argentina, es protagonista de un cambio de paradigmas: ahora el deporte va acompañado de militancia y feminismo.

En la cancha, se trata de que la pelota pase la red. En la vida, se trata de trabajar en conjunto por un reconocimiento. De un lado jugar, entrenar, rendir y exigirse como deportista profesional. Del otro, transformar luchas en conquistas colectivas.

El vóley femenino, en el último tiempo, supo combinar ambos espacios. Agustina Boyezuk, jugadora de Estudiantes, es protagonista de este cambio de paradigmas en el que el deporte sirve como herramienta de transformación.

La armadora del Pincha es integrante de Doble Cambio, el primer colectivo de jugadoras de vóley que cumplió un papel clave en la creación de la Secretaría de Géneros de la Federación Metropolitana.

En diálogo con El Clásico, la armadora contó sus sensaciones sobre el regreso a las canchas pospandemia y también dejó un mensaje para reflexionar.

—¿Cómo fue el regreso a las canchas pospandemia ?

—Fue algo hermoso, después de entrenar tanto tiempo por Zoom, volver a pisar la cancha primero en entrenamiento y después jugando fue liberador y necesario. Fuimos de a poco volviendo, primero gimnasio, luego vóley en las canchas de beach en el Country hasta que pudimos entrenar en el estadio.

—¿Cómo surgió la idea de formar el colectivo Doble Cambio?

—El año pasado Natalia Espinosa, excapitana de Boca, contactó a un par de jugadoras de los diferentes equipos de la Liga Nacional para proponer de lanzar un hashtag pidiendo por la profesionalización con un pliego de demandas en base a encuestas que se realizaron para observar la realidad estructural de los equipos de liga. Y así se gestó algo que nunca había sucedido en el vóley argentino, las jugadoras empezamos a unir y compartir lo que pasaba e incomodaba. De esta manera nos organizamos y decidimos formar el colectivo “doble cambio”.

—¿Por qué se dan tantas diferencias entre los planteles masculinos y femeninos? Desgra­ciadamente podría ser aplicable a todos los deportes....

—Sí, desgraciadamente es aplicable a todos los deportes y muchos otros espacios que están más arraigados a la cultura masculinizada. Justamente, esas diferencias provienen de un recorrido histórico, el territorio deportivo se fue construyendo como espacio masculino y masculinizante, vinculado solo a los varones con esa práctica y/o reduciendo algunas prácticas deportivas para las mujeres donde el cuerpo no se exprese con características consideradas masculinas. Las mujeres y otras identidades hemos ido conquistando espacios pero aún falta para que esas diferencias desaparezcan.

—Esta lucha implica un posicionamiento ideo­lógico y con ello tenés que exponerte. ¿Cómo te llevas con la crítica ?

—Me parece importante aclarar que todos tenemos un posicionamiento ideológico y político frente a cómo llevamos la vida y como actuamos en nuestros espacios, solo que no todos se animan a exponerse y de alguna forma nombrarlo y nombrarse reconociéndose desde ese posicionamiento. También considero que para animarse a exponerse uno tiene que estar muy seguro, formado y seguir formándose para posicionarse y argumentar desde donde se posiciona como deportista, docente. Y ahí es donde puedo decir que me llevo bien con la crítica, soy una convencida de lo que pienso y por lo que lucho, busco crecer y formarme todo el tiempo y todos los días.

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