De Villa Fiorito, a conquistar el mundo: el paso a paso de la carrera de Diego

Endiosado, amado, admirado y respetado, pero también juzgado, criticado y cuestionado: todo eso y mucho más fue Diego Armando Maradona, el hombre que abandonó este mundo para convertirse en mito gracias al fútbol y su condición inigualable. El Clásico repasa su trayectoria como jugador y las camisetas que defendió como nadie.

Fue el quinto hijo de los ocho del matrimonio y el primer varón. Tuvo una infancia con carencias y se crió en Villa Fiorito. En 1969 se sumó a Los Cebollitas, un equipo juvenil de Argentinos Juniors, que arrasó a casi todos los rivales con los que se enfrentó.

Siendo todavía un niño, empezó a acaparar la atención por su técnica y su desparpajo para jugar. Su debut en Primera fue el 20 de octubre de 1976, a 10 días de cumplir los 16 años, en una derrota del Bicho ante Talleres por 1-0. Ingresó con la camiseta número 16 en reemplazo de Rubén Aníbal Giacobetti. En Argentinos, anotó 116 goles en 166 encuentros y para muchos fue donde tuvo el mejor rendimiento.

En 1981 ya era el jugador más buscado del mundo. Pretendido por los grandes de Europa, fue Boca el club que se dio el gusto de tenerlo. Pelusa venía de cinco años impresionantes en el club de La Paternal y ya contaba con el Mundial 1979 entre sus conquistas.

Parecía en un principio que River sería el destino de Diego: el club de Núñez estaba mejor en lo económico que su clásico rival, pero el deseo del 10 por jugar en el Xeneize fue más fuerte.

En Boca debutó el 22 de febrero de 1981 frente a la “T”, el mismo rival con el que había dado los primeros pasos jugando para Argentinos. En una Bombonera llena, como en esos días especiales que hacen historia, Maradona saltó a la cancha para su primer partido oficial con la azul y oro. La despedida fue a comienzos de 1982, dejando como saldo 40 partidos jugados y 28 goles.

Todo sucedió antes del Mundial de España 1982, el primero del 10, donde marcó dos goles en cinco partidos y Argentina se quedó afuera en la segunda fase tras perder con Italia y Brasil. En Barcelona se comenzaba a gestar lo que pintaba como un gran negocio, el Culé venía con todo para llevarse al pibe que la rompía en Argentinos y Boca para que sea la nueva figura del equipo que todavía extrañaba la partida de Johan Cruyff en 1978. Las lesiones no lo acompañaron, pero dejó un recordado gol en la final de la Copa de la Liga de España, frente al Real Madrid. En total, convirtió 38 goles en 58 cotejos.

Diego llegó al Napoli un 29 de junio de 1984. Ese fue un punto de cambio para la carrera del 10, que dejó el Barcelona para arribar al lugar donde alcanzaría su mejor nivel futbolístico. Fue presentado el 5 de julio en el San Paolo, ante 70.000 almas, que ya lo comenzaban a venerar. Durante siete temporadas, logró levantar y unir al sur de Italia, convirtiéndose en un símbolo de esfuerzo, lucha y perseverancia para toda la región.
Diego consiguió 11 títulos en su carrera, y cinco de esos fueron con el Napoli, que además son los trofeos de mayor importancia que consiguió la institución. Con el conjunto napolitano, Maradona jugó 259 partidos, en los que convirtió 115 goles y repartió 77 asistencias. En el medio de su histórico paso por Napoli, alcanzaría la gloria máxima en el Mundial de México 1986.

En 1991, Pelusa dio positivo de doping y se le encontraron muestras de cocaína después de una derrota por 4-1 contra el Sampdoria.

Fue suspendido por 15 meses, y dejó el club, terminando una historia de amor que todavía deja restos de lo que fue repartidos por el corazón de todos los napolitanos. El 28 de septiembre de 1992, tras cumplir su sanción, el Pibe de Oro se unió oficialmente al Sevilla, donde convirtió 5 goles en 26 partidos.

El debut con la camiseta de Newell’s, si bien no fue oficial, fue ante Emelec de Ecuador en un amistoso en El Coloso. La Lepra ganó 1 a 0 y el gol fue de Diego Maradona, quien además fue el capitán del equipo luego de que Gerardo Martino le cediera la cinta. Su primer encuentro por los porotos fue el 10 de octubre de 1993 ante Independiente. De esa manera, volvía al fútbol argentino después de 10 años en el exterior.

Tras la suspensión por doping en el Mundial de Estados Unidos 1994, acordó la vuelta al club de sus amores: el 30 de septiembre de 1995, en un amistoso ante Corea del Sur en Seúl, el 10 volvió a ponerse la casaca Xeneize. El Apertura 1995 lo tuvo de vuelta en las canchas argentinas, y nuevamente a Silvio Marzolini en el banco como entrenador. Pero los éxitos, esta vez, no iban a dar el presente.

En medio de tantos escándalos, finalmente, Diego se retiraría del fútbol en una cancha el 25 de octubre de 1997: nada menos que ante River y en el Monumental, con una victoria por 2-1. En esa jornada, donde se recuerda el abrazo con Enzo Francescoli, el jugador que iba a reemplazar a Diego sería un joven llamado Juan Román Riquelme. Ya no vestiría más los colores de su querido club, hasta el momento de la emotiva despedida en La Bombonera, años más tarde.

 

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