El taekwondo platense y la historia del reto al destino...
Quique Maestri, un vecino de Los Hornos que perdió una pierna en un accidente, comenzó a practicar artes marciales usando una pierna ortopédica y sueña con llegar a ser cinturón negro. Junto a su profesor Rodolfo Francisco, contó su historia en El Campito 5, de 31 y 50.
Hace más de diez años Enrique Maestri fue víctima de la inseguridad vial y le cambió la vida. Iba manejando su moto por la calle cuando el conductor de un auto que estaba hablando por teléfono mientras manejaba lo atropelló. Por las heridas recibidas, a Quique le tuvieron que poner clavos en la zona del tobillo derecho, pero en los días posteriores a una operación la herida se terminó infectando.
A pesar de muchos intentos, al valiente chapista de Los Hornos le tuvieron que amputar la parte inferior de su pierna derecha.
“Cuando me dijeron que tenían que sacarme la pierna le dije a mis familiares que se vayan del hospital y que me dejen solo: no sabía cómo a reaccionar después de la operación”, relató Maestri recordando los momentos más críticos de una historia de vida que recién estaba empezando.
Durante los meses posteriores al accidente, a este conocido vecino de Los Hornos lo convocaron para formar parte de la experiencia de usar prótesis que se estaban fabricando en el Hospital Naval. Tras una rápida adaptación, Quique recuperó toda su movilidad y si no cuenta que le cortaron una pierna tras un accidente de tránsito, nadie se da cuenta.
“Otro ya hubiera tirado la toalla”
“Un día charlando con él, le dije que lo quería ver pateando en una clase de taekwondo. Y él me dijo que no había ningún problema. El taekwondo enseña a perfeccionar los movimientos y a desarrollar un equilibrio. A partir de eso comenzamos a trabajar en la mecánica de los movimientos para su necesidad”, explicó el profesor Francisco, quien todos los lunes y miércoles recibe a los alumnos en El Campito n° 5, que está en 31 y 50.
A pesar de su prótesis, Quique Maestri logró desarrollar una técnica que le permite lanzar patadas como cualquier otro deportista más.
“Yo iba en una moto y otra persona que iba hablando por teléfono no me vio y me chocó. En ese momento me pusieron una plaqueta, pero se infectó con una bacteria. Me tuvieron que hacer 11 operaciones, hasta que un momento decidieron amputarme una pierna. En ese entonces me explicaron que en el hospital de El Dique estaban haciendo unas prótesis nacionales. En ese momento, cuando me operaron, les pedí a mis familiares que no estén porque no sabía cómo iba a reaccionar”, recordó en contacto con este diario.
“Él es un ejemplo para todos sus compañeros. Queremos revalidar la categoría de cinturón verde y queremos que llegue a cinturón negro. Pero el objetivo a mediano plazo es que pueda convertirse en instructor para los más chicos”, comentó el profesor Francisco.
“La primera vez que tiré una patada con la prótesis no sentí nada. No me dolía nada. El profesor me habló para ver cómo me sentía y la verdad es que no sentí dolor”, expresó en contacto con este multimedio.
“Hicimos un trabajo especial para que no le duela en el sector de la pierna donde se une la prótesis y las patadas son como la de cualquier otro deportista que se dedica a esta actividad”, contó.
“Por mucho menos de lo que me pasó a mí, otras personas se terminaron quitando la vida. Otro, a lo mejor, ya hubiese tirado la toalla. Yo les digo que siempre hay otra oportunidad y que hay que disfrutar la vida”, concluyó Maestri a modo de reflexión, antes de continuar con su rutina de ejercicios en El Campito 5.