Por Daniel “Profe” Córdoba

Fútbol, playa y entrenamientos de verano: ¿humo o realidad?

El modesto Deportivo Riestra implementó un llamativo método de entrenamiento con cuatro turnos diarios y jugadores que se levantan a las 3 de la mañana para ponerse a punto y jugar la próxima temporada en Primera división. ¿Sirve o no? Lo cuenta el Profesor Córdoba.

Por Daniel “Profe” Córdoba

Durante mucho tiempo en el entrenamiento deportivo, en épocas en donde realmente no existía una gran literatura científica en el país, no existían polos científicos de investigación del entrenamiento deportivo en la nación y donde tampoco había gente con apertura intelectual para entender determinadas cosas ya probadas por las ciencias, se sostenía una frase que decía “cada maestrito con su librito”.

Si bien siempre existe la muñeca, el manejo, el tacto, el sentido común del entrenador para manejar individualmente a tal o cual deportista, también hay algo que ya no se puede desmentir en la, a veces, ignorante realidad del entrenamiento deportivo.

Hace poco un entrenador que estuvo en el equipo del Bosque (Gorosito) me tildó de sanatero porque yo hablaba de cuántos ligamentos cruzados se le habían roto y yo dije que simplemente me hubiese gustado que me llamase y me preguntara: “Sí, profe, ¿cómo hiciste para que en diez años de preparador físico y otros diez años de técnico nunca se te rompiera un cruzado?”.

En este país todo lo que implica fama, poder y dinero como el ambiente artístico, el futbolístico, la política, hacen que no tenga principios éticos de ningún tipo y que el fin siempre justifique los medios.

Yendo al centro de esta nota, realmente he visto azorado, incrédulo y hasta sintiendo pena por los futbolistas que estaban haciendo semejante barbaridad en la pretemporada de un equipo de Primera división del fútbol argentino.

Realmente debo ser sincero y pensar que no creo que a esta altura se pueda hacer con realmente conocimiento y conciencia una tortura semejante para dichos futbolistas.

Debo y quiero creer que si uno le vende el alma al diablo tiene que hacer lo que el diablo quiera, y con esto quiero decir que si viene una orden de arriba y uno no se le para de manos a algo realmente improcedente a una orden realmente desubicada, termina siendo un esclavo del diablo. Por eso he perdido fortunas en el mundo del fútbol dejando trabajos ya firmados y sobre todo haciéndome la fama de que era conflictivo simplemente por querer renovar, actualizar, hacer lo más científico, fácil, coherente y efectivo al entrenamiento deportivo. No son los físicos sino también lo táctico estratégico.

Muchas veces en el ascenso de Estudiantes de La Plata de 1994 yo tuve que entrar a escondidas porque tuve que hacer pesas con cemento, palos y latas; tuve que hacer algo para que los jugadores hicieran dominadas y me iba bien lejos en un Country en ese momento desértico a entrenar, porque lo que estaba haciendo era realmente muy novedoso y muy distinto a todo. Y como si me veían iba a tener reprimendas y quizás iba a renunciar porque le tenía que entregar el alma al diablo, preferí antes de llegar a ese extremo esconderme con mi grupo de jugadores, y evidentemente un año sin un jugador lesionado en un plantel de 30 y sin un jugador con problemas musculares o articulares indica que mi planificación no fue equivocada.

Ni hablar después cuando fui técnico me rodeé de grandes profesionales y se charlaba todo, se hablaba y se hacían trabajos tan novedosos como maravillosos, a tal punto que en ese momento El Gráfico le dedicó una a la primera pretemporada en Necochea después del campeonato que casi se gana y que la AFA dispuso que así no fuera. La revista El Gráfico designó a Matías Saldado, hoy empresario y en ese momento periodista gráfico, y nos dedicó ocho páginas titulando la nota “El Gráfico de pretemporada”. En ese momento el joven periodista estuvo con nosotros conviviendo y dentro de sus posibilidades haciendo dicha actividad.

Estoy hablando de enero de 1996, imagínense de ese momento a hoy 2024 cuánta agua corrió bajo el puente referida al entrenamiento deportivo.

Humildemente digo que de toda esa agua que corrió abajo del puente mucha fue pura, y como siempre pasa con objetivo comercial han aparecido entrenamientos sin los protocolos ni experimentaciones previas adecuadas y que han llevado a que hoy lesiones como los ligamentos cruzados anteriores, como constantemente los isquiotibiales, los aductores, la fascitis plantar es como las lesiones óseas en la planta del pie, como decenas de lesiones que antes no existían hoy aparezcan.

Hay que tener mucho tacto, muñeca, intuición como dije antes para saber cuál entrenamiento de los realmente coherentes e indicados por la ciencia para el fútbol es el que conviene de acuerdo al grupo, a los horarios, a la competencia, a las individualidades, a las edades, a los pesos, a los puestos. No se puede hacer entrenamientos grupales cuando la biología indica desde hace miles de años que no hay dos seres humanos iguales. Lo que hay jugadores que por el biotipo se ­asemejan por su edad por supuesto y entonces quizá les quepa el mismo entrenamiento, pero no un grupo masivamente solo puede entrenarse de esa manera las valencias ­básicas que hacen al entrenamiento en el fútbol, lo básico, lo que es para todos común, pero después hay que caer el entrenamiento individual…

Con esta nota dejo claro que esto que no va dirigido ni a futbolistas, ni a dirigentes, ni a cuerpos técnicos, ni a periodistas, ni a nada, sino simplemente al pueblo. Queda claro que no lo trato como gilada y que trato de ilustrar a todos aquellos que vean las imágenes de ese equipo que está haciendo pretemporada en un balneario que yo quiero mu­cho en la Costa argentina y vean a jugadores ha­ciendo barbaridades, no piense: “Uy mirá qué bien, los levantan a las 3 de la mañana, los acuestan a las 10 de la noche”, “Mirá qué bien, hacen cuatro turnos por día. Qué bien, cómo los matan”, “Qué bien, este equipo va a volar, que sufran con la guita que ganan”. Pensar eso sería realmente de una ignorancia total.

El fútbol es un deporte muy traumático. De otra manera y ya bastante sufren durante la competencia cada vez mayor y cada vez más desorganizada. Bastante todo el organismo y especialmente de la cadera hacia abajo sufre con el juego mismo o con el entrenamiento específico del juego, como para que uno lo siga torturando con carga físicas desmedidas y que no aportan absolutamente nada más que fastidio en el plantel, que si tuviera líderes de peso obviamente también se pararía de manos a riesgo de perder el ­contrato porque el diablo que manda todo y, vuelvo a repetir, no creo que sea el técnico realmente, no creo que sea el preparador físico. Creo que a ellos, como dije, les han dado la ­posibilidad.

Nosotros y quien habla especialmente ha hecho pretemporada de cuatro turnos, pero no había que levantarse a las 3 de la mañana. Se desa­yunaba a las 8, se hacía un turno en un gimnasio o en un lugar lindo y después se iba al campo y se trabajaba con pelota. Luego se almorzaba, se descansaba y a la tarde se volvía a hacer otros dos turnos: uno era la arena blanda muy divertido y recreativo, y otro junto al mar las famosas corridas o pasadas. Al tercer día había un descanso total total porque los sistemas de energía de cada individuo estaban totalmente agotados. No había alimentación, no había descanso que alcanzase. Uno paraba un día totalmente y podía empezar un microciclo nuevo de tres días en donde otra vez se hacían dos turno en la mañana, dos turno en la tarde. Así durante tres días.

No había jugadores lastimados, no había que parar a nadie. Nadie tenía cara de traste, el micro al ir y al volver, especialmente al volver al mediodía y al volver a la a la tarde, era una fiesta. Creo que es calor y mismo lo dice. Era hermoso, realmente era maravilloso, no veía jugadores mirando el piso, tratando de buscar oxígeno, donde no encontrasen y desesperados por tomar agua.

Al cuerpo del futbolista hay que protegerlo, hay que entrenarlo lo suficiente como para que sea eficaz durante no 90 minutos, 180 si es posible, pero nunca torturar las áreas físicas, que ya de por sí son torturadas con todos los trabajos con pelota y con el juego mismo. Por lo tanto, solo aconsejo no caer en cada maestrito con su librito y tampoco caer en recetas novedosas que teóricamente pueden tener fundamento, pero que en la práctica realmente son traumáticas para el futbolista.

Lo que hay que hacer es tener un gran fundamento científico, un gran sentido común y un gran diálogo con el jugador para saber hasta cuándo, hasta dónde y de qué manera uno puede conseguir un plantel físico altísimamente competitivo. Quizás hasta superior a lo que se ve en Europa, aunque la materia prima no sea la ideal. Pero, además de eso, pueda tener un grupo feliz, alegre, sano, y que a lo largo del año no solo rinda, sino que esté el 100% del plantel a disposición del técnico y no que haya que ir por un lado a un kinesiólogo, por otro lado a una operación, por otro lado a una clínica, sino que puedan estar la mayor cantidad, o si es posible todos los futbolistas, a disposición del técnico los 365 días del año.

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