por daniel "profe" córdoba
Nos salvó el mejor arquero de la historia de la Selección y ahora deben jugar Di María y Álvarez
El Fideo de las grandes finales debió haber entrado cuando faltaban 20 minutos en el partido contra Ecuador, en lugar de Messi. En la semifinal tiene que haber más dinámica con Julián Álvarez y Di María.
Por Daniel “Profe” Córdoba
Sí o sí, la Selección Argentina nunca puede perder la intensidad ni la agresividad ni fastidiarse por perder dos pelotas ni bajar su ánimo ni nada.
Argentina es energía ganadora pura y total. Y cuando juega con ese plus, parece invencible. Digo esto porque hubo veinte minutos en el partido contra Ecuador en donde los nuestros no tuvieron eso, el rival lo advirtió y se envalentonó. Los nuestros parecían estar clavados y todos a destiempo. Todo es mental, dice mi hijo Simón, y así es.
Ese lapso no puede existir, o al menos, si pasa, hay que juntarse y defender. Ellos erraron o nos salvó el mejor arquero de la historia de las selecciones nacionales. De la mano de Mac Allister fuimos tomando ritmo sin perder la bola fácilmente. A él se le sumaron otros que fueron recuperando la braza hirviendo...
El gran Messi y el grandísimo Dibu tienen dos liderazgos. No digo que esto divida al grupo. Es evidente que los llamados referentes con más batallas son incondicionales con nuestro diez y no está mal. Y los más jóvenes están como si fueran los “pollines bajo el ala del monstruo energético que es Emiliano Martínez”... y tampoco está mal. Si no, miren el festejo tras el penal de Otamendi.
Además de lo mencionado, según Alex Ferguson, “lo clave en un grupo es saber manejar los egos”. Y si a esto le sumamos a un Di María con actuaciones excelentes que hacen relativizar la imprescindibilidad de Messi (les pregunto si alguien dudaba que, faltando 30 minutos, el de Rosario Central debía entrar por el Messi que vimos frente a Ecuador). Sin embargo, esto no se produjo.
Una de las pocas arengas apasionadas de Lionel Messi, no recuerdo cuando, dice: ...“Vamos, nos hemos sacrificado tanto que hasta Dibu tuvo un hijo y aún no lo pudo ni ver ni conocer”... Ahora, transcurridos el tiempo y los logros, que han proyectado míticamente la figura del arquero nuestro, se fue haciendo inmensamente leyenda tanto en el juego como en los penales.
En el festejo al pasarlo a Ecuador (equipo muy competitivo por méritos propios y por aprovechar una Argentina desconocida que fue superada y que es el rival al que le quieren ganar todos y al que ya le han tomado la mano, ya no respetan ni le temen a la presencia de Messi), los más antiguos se fueron con Otamendi (anticipado en el empate) y todo el resto con nuestro golero.
Creo que ahora Argentina necesita un centrocampista de corte (Guido o Paredes) y, delante de él, tres de los que vienen jugando y que ayudan a recuperar y tienen gol y juego, dándole minutos a Di María y con Álvarez picando y tapando salidas.