Comenzó la era Battaglia en Boca

El entrenador ya está al frente del plantel luego de la salida de Miguel Ángel Russo, dirigió su primera práctica en Ezeiza y debutará como técnico del conjunto de la Ribera el sábado ante Patronato.

Desde que Sebastián Battaglia agarró la Reserva de Boca se preparó para esta oportunidad. Durante varios de los momentos en los que el ciclo de Miguel Ángel Russo tuvo dudas de continuidad, el nombre del hombre con más títulos en la historia del club empezó a imponerse como su sucesor. Y así fue. Tras la decisión del Xeneize de terminar el ciclo de Russo, Battaglia es el encargado de comandar los destinos del Boca y ya se puso al frente del plantel profesional, en el que estará al menos hasta diciembre.

El entrenador dejó la Reserva y empezó a delinear el equipo para el sábado, que contra Patronato buscará dejar atrás una racha de 10 partidos sin ganar, récord negativo en la historia del club.

Battaglia, de 40 años, dirigió a Boca en dos partidos en la presente Liga Profesional, fue en la fecha 2 y en la 3, porque Russo y buena parte del plantel profesional tuvieron que cumplir con el aislamiento dispuesto por el Gobierno, por el brote de coronavirus, tras romper la burbuja en Brasil, en la noche de la eliminación contra Atlético Mineiro. En el primero empató sin goles contra Banfield en el sur y dejó una muy buena imagen, con un equipo repleto de chicos de la Reserva. Luego fue local de San Lorenzo, ya con los refuerzos de Frank Fabra y de Edwin Cardona, y perdió por 2-0.

Su cuerpo técnico quedó compuesto por Juan Krupoviesa, Mariano Herrón, Fernando Gayoso y el profe Alejandro Blasco.

Russo se despidió del plantel

Russo llegó a las 8.20 al Centro de Entrenamientos, se reunió con Juan Román Riquelme, Raúl Cascini, Marcelo Delgado y Jorge Bermúdez, acompañado de Leandro Somoza y Damián Lanatta, parte de su cuerpo técnico, en lo que fue la charla que le puso punto final al ciclo del último entrenador campeón de América con Boca. La derrota frente a Estudiantes en La Plata fue la gota que rebalsó el vaso. Los constantes cambios de esquema, la falta de vocación ofensiva y los inconvenientes para identificar una idea de juego provocaron que muchos dirigentes consideraran que Russo ya no tenía que ser más el entrenador de Boca.

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