Estudiantes

¡Señores, hay que volver a 1!

El 28 de agosto del 2005 Estudiantes jugó por última vez en su cancha. La historia de una obra que ahora parece encaminarse, pero que pasó por varias etapas y cinco presidencias

En tiempos donde el pedido para volver a 1 se hace carne en un himno de cancha, cabe un repaso de la última década para reflexionar y evitar volver a tropezar con la misma piedra en el futuro. 

Hace exactamente diez años, un 28 de agosto de 2005, Estudiantes jugaba su último encuentro oficial en el reducto que lo vio nacer, y que desde la Navidad de 1907 lo tuvo haciendo de local en los terrenos que delimitaban el microcentro platense con el bosque de la ciudad. 

Aquella tarde plomiza, en la que el equipo de Burruchaga le ganó 1 a 0 a Gimnasia con el gol en el segundo tiempo de José Luis Calderón, el clásico platense se tiñó de sangre y estupor. 

A los habituales enfrentamientos que por entonces no podía controlar el  ya inexistente Coprosede entre hinchas y policías, se le sumó un episodio horroroso que derivó en la clausura definitiva del estadio.

Mientras se jugaba el segundo tiempo del partido de Reserva (algo que ya no ocurre en el Ciudad de La Plata), sobre un costado de la tribuna local, más cerca del histórico y recordado ombú, cedió uno de los tablones de madera provocando la caída al vacío de Claudia Jones, quien había concurrido a la cancha con su esposo y sus dos hijos. 

La escena, espantosa por donde se la mire, impactó a propios y extraños, pero contó con una cuota de suerte del destino, ya que la mujer de 35 años golpeó su cabeza en el barro que se había formado por la lluvia de los días previos. Si hubiese golpeado en la vereda de cemento del bajo tribuna, hoy no estaría viva para contar la historia. 

Jones sobrevivió de milagro y apenas pasó 24 horas internada en el hospital San Martín. 

Hoy, una década más tarde, vive en Berisso, desde donde profesa su fe en la religión. Algo que era de esperar, después de volver a nacer tras superar una caída de más de 15 metros. 

Tras aquel episodio, el gobierno municipal cedió ante la presión de los organismos de seguridad y terminó clausurando una cancha que se tenía que haber renovado bajo la reglamentación vigente, y que por caprichos dirigenciales y empresariales se terminó exponiendo, al punto de estar al            límite de provocar una tragedia. 

Desde mediados del 2001, el proyecto de un estadio de cemento había resultado el caballito de batalla del fallecido Julio Alegre para desarticular al Movimiento Pincharrata, único grupo de oposición, que había participado de las elecciones de 1999 perdiendo por poco margen. 

Con Lanfranco Marucci y Miguel Mirenda enrolados a las filas de Alegre, a mediados del 2002 no hubo lista opositora y se aprobó la continuidad del oficialismo, que desplazó a Cichetti a la vicepresidente y catapultó al hombre fuerte de Silicaro al máximo cargo del club de calle 53, y Fernando Masi a la gerencia general unos años después. 

Lejos de aceptar remodelar la cancha bajo las normativas vigentes, los dirigentes de Estudiantes levantaron una insólita y negativa guerra con el gobierno municipal que llevó al equipo a perder la localía y tener que trasladar a los socios a la cancha de Quilmes para jugar de local. 

Hoy, diez años después, queda claro que aquellos anteproyectos presentados por el Movimiento de Unidad Pincharrata en 2005 para hacer un estadio bajo la reglamentación vigente le hubiese ahorrado al Pincha tantísimos viajes a Quilmes, pérdida de valor económico y desarraigo moral. 

¿Acaso sirvió de algo aquella lucha que de trasfondo buscaba hacer prevalecer un proyecto de cocheras subterráneas que iban a estar manejadas por empresarios oportunistas de la ciudad que siempre intentaron tomar a los clubes como rehenes de sus ambiciones de poder? 

Hoy, como dijo algún ex técnico y jugador del club, el tiempo pone las cosas en su lugar…

Estudiantes pasó tantos años  afuera de su casa, que hasta una generación completa de hinchas irá por primera vez a 1 cuando el estadio quede nuevamente habilitado.

¿Habrá que esperar hasta el 2017 para esto? En todo caso, siempre es mejor aguardar 24 meses para contar con una cancha libre de presiones, que diez años de ostracismo por malas decisiones. 

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