Indignación y protestas en Palestina por la decisión de Trump sobre Jerusalén

El gobierno autónomo palestino acusó hoy al presidente Donald Trump de destruir la credibilidad de Estados Unidos como mediador de paz en Medio Oriente por haber reconocido a Jerusalén como capital de Israel, mientras cientos de palestinos quemaron banderas estadounidenses en las calles de Gaza para repudiar la decisión.

En Israel, en cambio, el primer ministro Benjamin Netanyahu valoró la "justa y valiente" medida de Trump y su promesa de trasladar a Jerusalén la embajada estadounidense en Tel Aviv, al tiempo que se comprometió a no cambiar el statu quo de los sitios sagrados de la ciudad y a "garantizar la libertad de culto para judíos, cristianos y musulmanes".

El presidente palestino, Mahmud Abbas, dijo que la decisión de Trump, que convierte a Estados Undios en el único país en reconocer a Jerusalén como capital israelí, viola "todas las resoluciones y acuerdos internacionales" y prejuzga sobre una cuestión que debería resolverse en negociaciones entre israelíes y palestinos.

"En esta declaración (Trump) ha elegido violar todas las resoluciones y acuerdos internacionales y bilaterales y contradecir el consenso internacional expresado por posiciones de varios países del mundo", declaró Abbas en un discurso televisado sobre la nueva política de Washington en el conflicto palestino-israelí.

Las acciones de Estados Unidos equivalen a su entender a las de Israel por "negar los acuerdos, desafiar la comunidad internacional y animarles a seguir con la política de ocupación, asentamiento y limpieza étnica", manifestó, y añadió que también "representa una retirada de su papel como promotor del proceso de paz".

Además, advirtió que estas medidas sirven a los intereses de los grupos extremistas para catalogar "el conflicto en la región como una guerra religiosa", informó la agencia de noticias EFE.

La Ciudad Vieja de Jerusalén, ubicada en la parte este de la antigua urbe, contiene algunos de los lugares más sagrados para las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el islam y el cristianismo.

Jerusalén este, la parte de la ciudad de mayoría árabe, fue anexada por Israel años después de haberla capturado, en 1967, tras la Guerra de los Seis Días contra Jordania, que hasta entonces ocupaba la ciudad, y otros países árabes.

Los palestinos reclaman a Jerusalén este como capital del futuro Estado que quieren fundar en Cisjordania, que aún está ocupada por Israel desde 1967, y la Franja de Gaza, y según los acuerdos de paz entre israelíes y palestinos de 1993, su estatus final debe decidirse en las fases finales de eventuales negociaciones de paz. 

Aunque Israel dice que toda Jerusalén es su capital "única e indivisible", la comunidad internacional no reconoce a Jerusalén este como parte de Israel, y todos los países del mundo, incluyendo a Argentina, tienen su embajada ante Israel en Tel Aviv.

Al hacer su anuncio, Trump se cuidó de no usar la palabra "indivisible" y afirmó que su decisión no implica un cambio en la posición histórica de Estados Unidos sobre ninguna cuestión central del conflicto, incluyendo, dijo, las fronteras que tenga la soberanía de Israel sobre Jerusalén en virtud de un acuerdo de paz con los palestinos.

"Estamos profundamente agradecidos al presidente por su justa y valiente decisión", dijo Netanyahu sobre Trump, e instó a todos los países a imitar a Estados Unidos en reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar allí sus sedes diplomáticas.

Pero los palestinos no estuvieron para nada de acuerdo. 

El jefe negociador palestino y secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, afirmó por su parte que "desafortunadamente el presidente Trump acaba de destruir cualquier posibilidad de dos estados".

Desde Gaza, el líder del movimiento islamista Hamas, Ismail Haniyeh, dijo que los palestinos "saben como responder adecuadamente a la desconsideración sobre sus sentimientos y santidades". "Como pueblo, no podemos aceptar esta fórmula estadounidense", agregó.

Hamas ha convocado a "jornadas de ira" contra la decisión de Trump para hoy, mañana y el viernes, que podrían derivar en hechos de violencia.

Antes y después del discurso de Trump, la Franja de Gaza fue escenario de numerosas protestas contra ese cambio, y por la noche se extendieron a Belén, Hebrón, Qalqilia, Ramallah y otras localidades de Cisjordania.

En Ciudad de Gaza, cientos de palestinos convocados por Hamas y otras organizaciones y facciones armadas palestinas salieron a las calles para protestar contra la decisión de Trump.

Los manifestantes quemaron banderas estadounidenses e israelíes y ondearon pancartas que decían "Jerusalén es nuestra capital eterna" y calificándola de "línea roja".

Las universidades y escuelas de Gaza, Cisjordania y Jerusalén este decretaron una huelga para mañana para acompañar las protestas.

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