Greta Gerwig debuta en el cine comercial con una potente Barbie

La icónica muñeca le sirve a la realizadora para construir un relato sobre la necesidad de transformar el mundo, que tiene muchísimas deudas aún.

La esperada película Barbie de Greta Gerwig (Mujercitas, Lady Bird), que llega hoy a los cines, logra, como era de esperarse por sus antecedentes, convertirse instantáneamente en una de las mejores películas de 2023, trascendiendo su disfraz de blockbuster para las vacaciones (aquí y en el resto del mundo) y disparando muchas reflexiones.

Protagonizada por Margot Robbie, Ryan Gosling, America Ferrara y un gran elenco, Barbie demuestra que cuando la inteligencia se pone al servicio de un relato, nada puede salir mal, convirtiendo las limitaciones que proponía el propio juguete, una muñeca de plástico, y sus anteriores “adaptaciones” en películas animadas y series infantiles, en un sinfín de posibilidades para hablar del amor, la fuerza interior, el creer en uno mismo, la familia, entre otros, pero también siendo consciente de su impacto que ha llevado a generaciones a entretenerse, pero también a replicar estereotipos y modelos de belleza, esto último sin convertirse en un panfleto, sumando humor, ironía y acidez en cada escena.

El guion de Gerwig y Noah Bambauch suma algo de Quién engañó a Roger Rabbit y La gran aventura de Lego, imaginar un evento que permita una inmersión en la fantasía y desde allí crear varias capas para que aquello que parece ser un viaje iniciático termine por apresurarse para convertirse en un verdadero análisis de la sociedad capitalista y, principalmente, sobre cómo el consumo termina por moldearnos. Barbie, la película presenta a la Barbie “estereotípica”, la clásica e histórica a la que luego los años le sumaron accesorios y profesiones, como el epicentro de la vida en Barbieland, el mundo de las icónicas muñecas, donde todo es perfecto, rosa y engamado.

Pero un día Barbie, según nos cuenta la narración en off de una brillante y precisa Helen Mirren, comienza a tener algunos pensamientos que hasta el momento nunca siquiera había imaginado y, en medio de una gran coreografía, en la que todas las Barbies danzan al lado de los musculosos Ken, la idea sobre la finitud aparece, desestabilizando a todos y todas. La sola idea de su muerte la lleva a descubrir y descubrirse en otro lugar y, a partir de ahí, Barbie, la película transita el derrotero de la blonda y perfecta curvilínea muñeca, hasta entonces, por volver a su “normalidad”, un verdadero mundo digno de El Mago de Oz, donde las mujeres son las que dominan el universo y son el epicentro de la vida política, económica y social, algo, claro, impensado para cualquier ser que habite esta Tierra.

Gerwig juega con sus “muñecas”, la película es justamente una gran jornada de juego con las Barbies de siempre, las que fueron discontinuadas, las favoritas, las relegadas, imaginando una posible salida, desde lo lúdico, a una puesta en evidencia de verdades que siguen imposibilitando la construcción de una sociedad más justa para todos y todas. En ese jugar, la directora logra el lucimiento de sus protagonistas, empezando por Robbie y Gosling, pero también el de secundarios de lujo como Kate McKinnon (la “Barbie Rarita”), Issa Rae (“Barbie Presidenta”), Ana Cruz Kayne, Emma Mackey, Hari Nef, Will Ferrell y Simy Liu, que se prestan al juego y el descontrol.

Cuando se le sugiere la posibilidad de transformar ese presente en el que todo el orden y equilibrio desaparece, el ideal que en Barbieland reinaba será contrastado por Barbie al llegar al mundo real, donde es vista como un objeto sexual, víctima de acoso y donde la mujer está relegada a un segundo lugar en todos los sentidos. Entre esas dos ideas, esos dos mundos, el de la fantasía, el juego, el rosa, el brillo, la alegría, y el de las obligaciones, las desigualdades, la oscuridad, la tristeza, Barbie, la película convierte su propuesta en una aventura que transformará a sus protagonistas, y también a quienes se acerquen al cine a verla.

Una mirada punzante sobre la industria del juguete, Hollywood, el legado de su educación sentimental, el patriarcado, el feminismo, que calan profundo en su trama, pero que no inhabilita que niñas y niños puedan ver la película sin necesitar más información que aquella que las escenas presentan y proponen.

Noticias Relacionadas