“Hay lío por las novelas que traen, pero también se exportan ficciones y cobramos por eso”

Sabrina Carballo disfruta del éxito de la obra teatral Toc toc mientras espera volver a la televisión. En diálogo con este medio, habló de la carrera que comenzó a los ocho años y recordó con orgullo su paso por Amigovios y Verano del 98

Uno de los últimos pasos de Sabrina Carballo en la televisión fue en Señores papis (2014), la ficción de Telefe en la que, por primera vez en su trayectoria, tuvo la oportunidad de interpretar a la mala de la novela. Desde hace alrededor de un año y medio, la actriz está ocupada con la exitosa obra teatral Toc toc, por la que hasta rechazó un papel que le habían ofrecido para el mes de abril en la pantalla chica. “Me sentí un poco aturdida y no lo analicé mucho. Creo que le debía un poco más a la obra”, aseguró en diálogo con diario Hoy, y agregó: “Con la gira de Toc toc es un poco complicado hacer otra cosa”.

Además de recordar sus comienzos en las inolvidables tiras Amigovios y Verano del 98, Sabrina habló del incómodo momento que le tocó vivir cuando la vincularon sentimentalmente con el periodista Eduardo Feinmann y con el actor Miguel Ángel Rodríguez. “No sé manejar esas cosas porque no me gustan ni me interesan”, aseguró.

—¿Cómo es trabajar en un proyecto que tuvo tantas interpretaciones como Toc toc?

—La obra siempre es la misma, cambian los actores y le pueden poner su impronta. Pero está mecanizada porque es perfecta, un fenómeno que tiene siete años en calle Corrientes y cinco de giras. La protagonista es la obra, nunca se caracterizó por tener gente mediática. La gente va a ver Toc toc porque se siente muy identificada, creo que tiene que ver con eso. Hemos ido a lugares más de treinta veces y se sigue llenando la sala. Sabiendo la situación económica del país, es maravilloso que la gente siga apostando al teatro.

—¿Te sentís más cómoda haciendo comedia?

—Casi todos mis laburos fueron en comedias, me siento un poco más cómoda allí. Pero también hice algún que otro drama, como 

Bernarda Alba y Ocho mujeres. Lo último en televisión fue Señores papis, donde hacía de mala y estuvo buenísimo. La gente en la calle reaccionaba diferente. Igualmente, el drama me encanta, porque allí tenés que poner más.

—¿Cómo ves la situación actual para conseguir trabajo?

—Hay lío por las novelas que traen, pero también se exportan ficciones y cobramos por eso. Es cierto que hay pocas series y sé cómo está la situación en el país. Numerosas veces se levantaron tiras como Fanny, la fan. Mucha gente se quedó sin trabajo aunque fuera algo que estaba bien armado. Que la sacaran así fue doloroso y, si estás adentro, sentís mucha angustia. 

Pero se ha levantado gran cantidad de programas en la televisión. Es algo cíclico: trabajo desde los ocho años y muchas veces dijeron que no se iba a producir más, pero por suerte siempre se produjo. Tendría que haber una ley, que sé que existe, pero que especifique que se tienen que hacer ficciones en todos los canales porque, a veces, ponen programas de chimentos como producción nacional. 

—Pasaron casi veinte años de Verano del 98 y Amigovios, ¿qué significan para vos?

—Son mis comienzos. Me pone feliz ver que fueron significativos para muchas personas, que son recordados con mucho amor y que marcaron sus vidas cuando volvían del colegio. Haber sido parte de eso está bueno, eran cosas sanas. Me da mucho orgullo y ojalá que se sigan haciendo.

—No se ven tantas ficciones con protagonismo de chicos, ¿qué le aporta a los actores pequeños compartir elenco con gente de su edad?

—Hice Amigovios y pasé a Como pan caliente, donde eran todos adultos, y también aprendí mucho. Cuando estás con chicos tenés pares, es todo más normal y se aprende con el otro al mismo tiempo. Con adultos aprendés más rápido, pero son diferentes experiencias.

—Hace unos años te vincularon con Eduardo Feinmann y con Miguel Ángel Rodríguez, ¿cómo viviste esas situaciones?

—Siempre me interesó que hablaran de mi trabajo y no de mi vida privada. Ahora todo está más expuesto y quizás hoy en día hay gente que labura porque tiene muchos seguidores en las redes, o porque se hizo mediática. Yo no me manejo así porque no hay límite. Una vez que abrís la puerta a la prensa, después es muy difícil cerrarla. Yo siempre preferí mantenerla cerrada, cueste lo que cueste. 

Actualmente, por salir en muchas tapas de revista tenés más trabajo. Quizá a la gente le interesa más con quién dormís que lo que estás haciendo. Yo hago lo que me gusta, y es lo que me importa. Cuando sucedió eso no me gustó, nunca había estado en una tapa, salí por eso y me sentí mal. Encima, en ninguno de los dos casos fue cierto. Es parte del juego y lo entiendo, pero prefiero no participar. Por eso, hasta me da miedo usar las redes sociales: son una exposición total y un camino de ida. Siento que no me sirven. Prefiero quedarme en casa hasta que aparezca otro trabajo.

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