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Emiliano Serra: “Los casos que están en Corresponsal son reales de la Operación Cóndor”
Tras pasar por el último BAFICI como parte de la Competencia Argentina, llega a los cines esta película necesaria sobre nuestro siniestro pasado reciente.
La nueva película de Emiliano Serra, Corresponsal, se sumerge en la dictadura militar a partir de un personaje despreciable, encarnado por Gabriel Rosas, que refleja la complicidad y participación de la sociedad civil. Hablamos con Serra para saber detalles de esta propuesta, difícil, complicada, y que escapa a los lugares comunes de las películas sobre ese sangriento y oscuro período.
—¿Cómo es el día después de mostrar una película en la cual uno trabaja tanto tiempo?
—Una alegría enorme, sin duda, una alegría haber recibido en BAFICI justamente un premio de Cronistas, ¿no? Ya que en la película hay un cronista de los malos, no como ustedes, que son de los buenos, y un poco quise jugar con eso, con el presente y el pasado. Y me pasa la verdad que después de haberla visto en sala, una de las cosas que más me llevo son algunos textos y algunas cosas que las fuimos construyendo con archivo, encontrado en revistas y ver qué tiene actualidad, fue muy fuerte verla con gente. Nosotros ya la veníamos mirando con Gabriel y con algunos de los técnicos y nos dimos cuenta de que era poderosa, que estaba fuerte, que Gabriel había construido un personaje increíble que crecía toda la película y otras cosas. Verla con gente, ver los silencios, y ver las cosas que pasan, es increíble. Recontentos lógicamente también y la pude terminar por la ayuda de los compañeros. Ahora la estrenamos en sala y nos motiva poder compartirla con mucha más gente, muy contentos.
—Antes Cartero, ahora Corresponsal, ¿qué te atrae de las profesiones? ¿Qué es lo que te despierta a vos?
—Con Cartero fue poder contar los 90 a través de un personaje. Yo era cartero, entonces tiene como pinceladas autobiográficas muy fuertes. Yo estudiaba el CBC y encontré que todo ese camino, me parecía bien. En esta fue que yo hice un documental, Operación Cóndor, y me cambió toda la perspectiva de un montón de cosas. Conocí un personaje que era un espía que escribía y le leía un montón de anotaciones muy descriptivas, muy locas. Estaba editando Cartero y me puse con Santiago Hadida, mi guionista, amigo, que laburamos juntos y empezamos a juntar como un par de casos. Porque los casos que están en Corresponsal son casos reales de la Operación Cóndor, y entonces empezamos a jugar un poco con eso y no pude salir de eso. De hecho, el guionista, que al ser tan amigo tenemos confianza, pero me pasó algo muy parecido y desde el guion ya lo incorporé a Gaby y lo fuimos creando como muy en primera persona también.
—Porque él, uno que ha visto otro tipo de trabajo y conociendo también la luz que tiene él, este personaje es como lo opuesto...
—Sí, y su labor es increíble, de construir un mal que nos costó un montón. Nunca ensayamos, lo venimos hablando hace como tres años, somos muy amigos con Gaby, es el director de actores de Cartero también, y desde que decidimos que sea el protagonista, empezamos como una charla eterna. Era cómo construir ese malo, cómo hacerlo, el crecimiento, y, lógico, que lo odies, pero a la vez que empiece a jugar esto con el espectador, que tenga una cosa como medio de Peter Sellers. Gaby lo fue construyendo con los personajes secundarios mucho, que por suerte también son actores increíbles, entonces todas las escenas terminan creciendo. Veremos cómo, cuánto funciona, a algunos le va a gustar más o menos, pero me parece que juega un poco con lo que queríamos plantear.
—Y en ese planteo también es volver a revisar el pasado oscuro reciente, en un momento en donde no se nos niega la posibilidad, o se quiere olvidar la memoria, ¿cómo fue imaginar todo esto?
—No sé, hay una parte que es complicada, que se me va construyendo un poco todo, hay muchas pelis que también voy viendo para no hacer nada parecido. El otro día, algunos me hablaban de La conversación, son películas parecidas porque está el cine de los 70 y no sabes nunca hacia dónde va, y me parece que también hay algo interesante, de películas con un personaje ejerciendo alguna actividad y que después terminan desencadenando tragedia. No es que me quiera acercar a estas películas que son obras de arte, sino solo que son cosas que estuve leyendo en las críticas. Ponían también La vida de los otros, como que el personaje se redime, termina siendo bueno y nosotros siempre tuvimos en claro que era malo, muy malo, y que no podía triunfar para lo que nosotros pensamos, por eso termina donde termina, con todas las palomas alrededor.
—Es malo, pero hasta cuando quiere ser bueno, es malo, las cosas que dice, siempre es malo.
—Sí, nosotros aparte que hicimos enfatizar en el supermacho con las mujeres, viste que las trata muy mal. Queríamos encontrar eso y a la vez encontrarle eso que vos lo ves caminar y decir: ¡este es un pusilánime! En la palabra y lo que escribe, no tiene nada creativo y por ese lado fue que lo que hicimos. Después nos costó mucho decidir los dos, no es una cosa terrible, y más cuando sos el montajista, pero bueno, lo pudimos ir construyendo. Después, yo me apoyo bastante en la posproducción, pudimos generarle un par de cosas más, en post, que sumen un poco más, y sí, nosotros somos amantes de todo el cine de los 70, de los 80, tratamos de jugar un poco con eso y llevarlo a nuestro lenguaje, a nuestro presente y a nuestras condiciones.