entrevista
Juan y Luciano Leyrado estrenan Oliva
Padre e hijo presentan una propuesta que utiliza la comedia para hablar de vínculos, legado y amor y que se inspira en clásicos como El padrino para construir su universo.
Oliva, de Luciano Leyrado, protagonizada por Juan Leyrado y un gran elenco, llega hoy a los cines. Rodada en Uruguay, la película cuenta cómo una familia intenta seguir adelante con un negocio a pesar de que la situación no da para más y el engaño es el protagonista de todo. Diario Hoy dialogó con padre e hijo para saber más detalles de la propuesta.
Oliva cuenta la historia de Pascual Del Vecchio (Leyrado) que dedica su vida a lo que ama, los olivos y la producción del aceite de oliva junto con su hijo menor Miguel. Un día, encuentra a su esposa Graciela (Andrea Frigerio) teniendo sexo con su contador en el depósito y su mundo se viene abajo. El shock le provoca un colapso que lo deja en coma por varios días. Al despertar algo en él ha cambiado, Pascual está convencido de que es un capo de la mafia.
—¿Qué tiene de especial el estreno de Oliva? Además de que es obviamente el vínculo que ustedes tienen, pero digo, ¿cómo fue finalmente estrenarla?
—Luciano Leyrado: Fue una aventura con muchos matices, todos positivos. Fue una aventura con una generosidad espectaular de mi viejo, en este caso. Primero, cediendo la obra de teatro para que podamos hacerla y después fue la entrega que tuvo él en la película. Tuvo una entrega que yo estoy convencido que también me aproveché, que sé que de otra manera quizás no se hubiese entregado tanto, o quizás otro no se hubiese entregado tanto. Entonces de eso me aproveché un poco. Pero bien, fue un rodaje hermoso, divertido. Un mes y medio juntos allá.
—¿Vacaciones?
—LL: No, soy un obsesivo, un apasionado, estaría todos los días en un set, el fin de semana iba a ver las locaciones, fue una experiencia alucinante, divina, hermosa.
—Juan Leyrado: No tengo mucho que agregar a lo que dijo Luciano, pero sí, yo lo pasé muy bien, fue una experiencia hermosa, ya habíamos tenido experiencias que él me había dirigido en otras cosas, para Canal Encuentro, pero bueno, este era un largo, todo fue maravilloso para la convivencia, pero además para el trabajo. Uno dice, bueno, a veces se puede tornar difícil. Pero Luciano me dijo, si vos no hubieras sido mi padre, yo hubiese elegido a Juan Leyrado como actor. Y después él al tener experiencia como actor, tener experiencia en relación con lo artístico, conocimiento más que nada del actor y de la actriz, fue fundamental. Entonces eso hizo que el clima, como dice Luciano, fuese maravilloso y de entrega yo también creo que se ve eso en la película.
—¿Cómo fue adaptarla a la pantalla?
—LL: No es una adaptación literal, digamos, de la obra, lo que a mí me interesó mucho, porque yo estaba con muchas ganas de hacer una adaptación de una obra de teatro, y cuando la vi en Mar del Plata, me había gustado mucho la premisa. Había algo que me interesaba de esto, de actuar ser otro, de actuar para ser querido. Había algo ahí que me gustaba, de querer ser un capo de la mafia y lo que pasaba en la familia, además de lo que significa la familia en el universo de la mafia, y como gran apasionado del cine, de la mafia y demás, me parecía como la cuenta perfecta. Llega la pandemia, llega el 19, el 20 de marzo, y el 1º de abril con Agustín, ya nos habíamos quedado en encontrarnos todos los días a las 10 de la mañana remotamente y empezar a escribir a las tres de la tarde, y la misión era eso. Lo primero que hicimos fue agarrar la obra de teatro y llevarla al universo cinematográfico y a partir de ahí empezó a abrirse a otros mundos, la mafia, la familia, empezaron a jugar otras cosas en donde lo que terminó quedando de la obra, más allá de pequeños diálogos y demás que están buenísimos, tenía que ver con esto, con esa premisa de un tipo que ante una situación súper traumática se creó un capo de la mafia y pudimos jugar con lo cinematográfico de la mafia, me dí el gusto y el capricho que se ve en la escena final de El padrino, hay textos que pusimos a propósito que queríamos jugar. Me di los gustos que quise. ¿La película es la película que quise hacer? Sí. ¿Te puede gustar? Te puede no gustar, pero estoy feliz con la película que quise hacer.
—¿Cómo fue reencontrarse con el personaje?
—JL: El personaje para mí era el mismo, nada más que en este caso lo estaban filmando. Entonces aparecían más cosas, pero todo lo que agregaron y desarrollaron, que fue muchísimo, como dice Luciano, tomaron la semilla un poco de la cosa, tenía que ver con el personaje que yo había elaborado como trabajo actoral en teatro, eso me dio mucha tranquilidad y seguridad como tener una base en el entendimiento y el personaje estaba. Y ese personaje podía ir para acá, para allá, podía intervenir en todo lo que ellos habían puesto para el filme, que me parecía genial. Y entonces aparecieron cosas nuevas en el personaje, y ahí donde aparecieron, tomándolo como personaje, aparece el personaje, yo digo, filmando, no el personaje en cine.
Así que para mí no hubo ni un corte ni algo distinto. Hubo como una prolongación de un ser que yo fui elaborando cuando escribí con Lisandro Fiks el libro y cuando lo actuaba también en el teatro.
—Vamos a jugar un poco. El protagonista tiene esto de que se ve en una película de mafia; si tuvieran una situación parecida a él, ¿en qué película se verían o qué personaje serían?
—LL: No estaría en ninguna película, justo ahora que estoy estrenando una película. Estaría en cualquiera de Steven Spielberg, para “oler un poco”. Tiburón me encantaría, no sé cuál es la relación. Tendría que hablarlo en terapia, pero me hubiese encantado participar del rodaje de Tiburón.
—JL: Yo tengo claro dónde estaría y cómo estaría como espectador para ver qué película me gustaría. Desarrollar una historia de un hombre grande que saca conclusiones sobre su vida y la transita y vive. Es decir, puede ser un taxista, puede ser un exagente de espionaje, que me encantaría. Puede ser un actor. Es una película de un tipo que se enamora de una mujer joven, o todavía un poco más de más edad de él, una película que pueda mostrarles algo a los más jóvenes, no como homenaje, sino qué le pasa cuando tiene que mandar un mail, qué le pasa en profundidad. ¿Qué le pasa a alguien que nació escuchando la radio y de pronto aparece en la televisión? ¿Qué le pasó a esa generación? Esos cambios, que en la historia esos cambios se hacían cada 150 años, en el curso que le tocó vivir tuvo 25 cambios, de lo que se quiera, desde el orden político, alguien que se articuló y que tuvo de un día para otro cambios, siento que no hay obras tanto de teatro que yo busco todo el tiempo. Porque qué escribir mañana se esfuma, va a ser importante otra cosa. Hay que volver a los clásicos. Haría un personaje grande de un clásico moderno visto con los ojos de hoy.