Un español que construyó su identidad musical desde el hip hop, convirtiéndose en uno de los músicos más populares del género.
Hacía poco había cumplido los 13 años. Era el hermano del medio, de tres varones. En el descampado que había al lado de su casa se soñaba futbolista, jugaba a las escondidas y le gustaba descubrir insectos raros. Pero esa tarde entró al estudio de su papá y tomó un casete. Con una base de fondo, comenzó a rapear contando lo que pensaba de la vida y la realidad. Rompecabezas fue el nombre que le dio a esa improvisación que, al subir a las redes, lo catapultó hacia una inesperada fama que no ha dejado de crecer desde esa tarde de 1993.
Javier Ibarra Ramos –conocido como Kase O– nació en Zaragoza, una ciudad termómetro; porque allí se estrenan, antes que en ninguna ciudad, obras de teatro que pueden prever su éxito si son acompañadas por el aplauso del público zaragozano, exigente y participativo. Cuando Javier Ibarra Ramos comenzó a rapear, el rap aún era una música de minorías en su ciudad. Había algunos grupos como Gangsta Squad o El Clan, en los que Javier quería verse reflejado. Recuerda perfectamente cuando regresó a su casa el primer día que sonó un tema suyo en una FM barrial: “Acabo de sonar donde sonaban mis ídolos”.
Para 1998, Kase O ya formaba parte de Violadores del Verso, grupo integrado también por Sho Hai, Sergio Rodríguez, Lírico, R de Rumba. Un año más tarde, apareció su primer LP (long play), Genios, un disco que causó un gran revuelo y los consagró como grupo de referencia del rap español. Una gran elegancia para expresar con sencillez las turbulencias adolescentes, una energía vital contagiosa, una erudición que jamás derrapa en la oscuridad y que no se aleja demasiado de las orillas de la comprensión común.
No obstante, fue el tercer disco de la banda, Vivir para contarlo (publicado el 2 de noviembre de 2006 y masterizado en Nueva York, en los estudios de Master Disk, por el ingeniero de sonido Tony Dawsey), el que los llevaría definitivamente al gran público.
Con este álbum conseguirían llegar al puesto número uno en la lista de éxitos de ventas en España. El trabajo muestra una gran destreza para rimar, un estilo brutal pero capaz de ciertas delicadezas, y una potencia interpretativa arrolladora.
En 2009, antes de lanzarse de lleno en su carrera como solista, Kase O reaparece con una soberbia producción: Kase O Jazz Magnetism, un disco en el que fusionó hip hop y jazz, remasterizando algunos clásicos y sumando nuevas creaciones.
Luego llegaría El círculo (2016) –que le valió un disco de oro, una nominación a los Grammys y una gira por España, Inglaterra, Colombia, Chile, México y Argentina, entre otros países– y Divertimentos (2020), un disco que fue dando a conocer escalonadamente y que, por el momemto, solo ha publicado sus dos primeros singles: El gordo que la pisa bien y Tiranosaurius Rex. El voltaje de sus canciones ilumina promisoriamente un género que se expande en el mundo, y del que Kase O, a sus 41 años y al cabo de 27 de carrera, ya tiene dominio absoluto.