Tras su fallecimiento,
los artistas de la música popular argentina pusieron manos a la obra para aunar sus títulos en una pieza gráfica.
Compositora y poeta, Leda Valladares fue una referente en la música popular argentina que falleció en el 2012 pero su obra aún continúa vigente gracias al Inamu (Instituto Nacional de la Música) que lanzó un libro titulado La vida mía que resalta sus legados.
Esta pieza cultural contó con la colaboración de León Gieco, Charo Bogarín, Gustavo Santaolalla, Litto Nebbia, Suna Rocha, Marcela Abruzzese, Acoplase-Rueda de Canto Comunitario con Caja, Adolfo Colombres, Clara Cortázar de Goettmann, Rubén Cruz, María de Michelis, Miriam García, Miguel Garutti, Alejandro Iglesias Rossi, Silvia Iriondo, Silvio Killian, Fara Korsunsky, Lucía Montero, Fabiola Orquera, Nancy Pedro, Lucía Piossek, Liliana Rega, María Carolina Romero, Martín Ruiz Torres, Daniel Soruco y Miriam García, que dialogó con este multimedio para detallar las bondades de la producción literaria.
—¿Qué recortes realizan de la obra de Leda? ¿Cuál es la génesis del proyecto?
—Parte de dos álbumes que Leda había publicado de sus recopilaciones del repertorio de canto con caja del NOA, sistematizadas en partituras, hace 40 años, que se agotaron rápidamente y nunca más se volvieron a reeditar:canciones arcaicas del norte argentino y canto vallito con caja, y además se agregaron algunas danzas también recolectadas por ella y dos de sus composiciones. También contiene fragmentos de ensayos, pensamientos y conceptos suyos sobre la importancia de abrevar sobre este yacimiento musical de tradición oral y de fuerte corte comunitario. E información sobre Leda y su incursión en el mundo de la música electroacústica y sobre su trabajo de musicalización de algunos de los documentales de Jorge Prelorán.
–¿Cuáles son los valores inmersos en este libro? ¿Qué destacarías como cantora?
–Se trata de visibilizar parte de nuestro patrimonio musical intangible, fundamental conocerlo para profundizar acerca de nuestra identidad cultural y soberanía musical. Imprescindible para interpelarnos como argentinos y americanos, y convertirnos en difusores de este trabajo, sobre todo en el ámbito de la educación en general, desde los más pequeños para contactarlos con su sonido y musicalidad ancestral y modos colectivos de hacer música que liberan, emancipan, fomentan seres más libres y solidarios, generando otro tipo de conciencia humana que hoy más que nunca necesitamos en nuestro planeta. Y también para los que se están formando en alguna disciplina relacionada con la música u otras artes que pueden ser, a corto o a largo plazo, los multiplicadores de estos saberes.
Un trabajo colectivo
—¿Cómo aportaron sus visiones los artistas invitados? ¿Cuáles fueron los tuyos?
—Varios de los artistas que han colaborado escribiendo en el libro, la han conocido en profundidad y trabajado con ella, aportando datos de su genio y figura desde sus distintas perspectivas, del valor y significado que siempre tuvo su obra y cómo se potencia hoy y a futuro. Y otros que no han tenido la oportunidad de vincularse con ella pero que sumaron sus comentarios sobre cómo los influyó su obra o el canto con caja en sí mismo.
—¿Por qué recomendarían esta lectura? ¿Bajo qué contexto la encontrás necesaria en estos tiempos que corren?
—Para descolonizar conceptos que venimos arrastrando en nuestra música popular y las formas de ejecutarla. Para construir alternativas musicales que se distingan de prácticas coloniales y capitalistas. Para descentralizar la mirada hegemónica y etnocéntrica de la cultura occidental que nos sigue atravesando fuertemente, y para conocer la figura de esta mujer, argentina y tucumana, que fue Leda Valladares, que apostó y confió en lo que su intuición le indicaba, y hace 80 años, cuando todo era mucho más difícil para las mujeres, y desobedeciendo a lo que la sociedad patricia y patriarcal le tenía designado, salió al mundo sola, a desafiarlo, como una templaría, a construir y asegurarnos los caminos hacia estos yacimientos de expresiones y saberes ancestrales.