“La obra es una voz que se levanta para visibilizar que aún en democracia sigue habiendo desaparecidos”

Bajo una profesión repleta de talento y desafíos, Gastón Marioni volvió a la carga con La ilusión del rubio, una obra protagonizada por Martín Slipak basada en la desaparición forzada de un joven cordobés. La función tendrá lugar el 20 de marzo, a las 20.30, en el Teatro Estudio Calle 3 Número 386.

En diálogo con este multimedio, el director habló sobre la apertura paulatina en las actividades abocadas al espectáculo y presentó su último proyecto que llega a mediados del mes que viene.

— ¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo esta obra tan actual?
— La ilusión del rubio es una de las 21 obras que formaron y forman parte de Nuestro teatro, la propuesta que llevó a cabo el Teatro Nacional Cervantes el año pasado en medio de la pandemia. Un concurso de obras para autores de todo el país que fueron filmadas y producidas en la Sala Principal del Teatro nacional Cervantes. Allí me convocaron para dirigir una de ellas y tuve el placer de hacerlo junto a Martín Slipak, que le pone cuerpo y voz a una ausencia ya que se trata del caso de Facundo Rivera Alegre, un joven de 19 años desaparecido en la ciudad de Córdoba, un joven que un sábado salió a un baile de cuarteto y no regresó nunca más. La Justicia se detuvo y Facundo sigue desaparecido. La obra toma el caso de Facundo y lo recrea.

— ¿Qué herramientas quisiste visibilizar por sobre todas las aristas artísticas?
— La obra se centra en la ilusión de “El Rubio” (así le decían a Facundo) de poder “aparecer”, y lo hace sobre un escenario: así que esa idea de aparición escénica juega con los procedimientos teatrales, la ilusión del teatro: esa que hace aparecer cosas donde no hay. Allí Facundo se toma, se aferra y juega en esa teatralidad teatral para aparecer un rato ante nuestros ojos.

— ¿Qué mensaje querés mostrar a través de la pieza teatral que está basada en un hecho real?
— La obra es una voz que se levanta para visibilizar que aún democracia sigue habiendo desaparecidos, algo que no puede ocurrir, que debe ser denunciado, que la Justicia debe abrir los ojos, que hay madres y padres que esperan a esos hijos. Los casos son muchos, lamentablemente.

— En un momento inusual del año pandémico, ¿cómo vivís esta vuelta a los escenarios?
— Con mucha alegría, con esperanza, con conciencia que viene un tiempo largo (para mí) de recuperación. El daño sufrido por el rubro es inmenso: salas que se perdieron, fuentes de trabajo destrozadas... volver es volver a confiar que el tiempo irá regenerando el enorme tejido teatral que de por sí ya venía fatigado, y en el caso del teatro independiente mas.

— ¿En qué otros proyectos estás inmerso?
— La ilusión del rubio es el proyecto actual que estamos girando por distintos escenarios. En lo inmediato comienzo a viajar a Uruguay (Montevideo) en donde comienzo a dirigir El elogio de la Risa un texto mío que hice con Juan Leyrado en el Multiteatro, ahora con una productora uruguaya y en un teatro de Uruguay se podrá en escena una nueva versión con un gran actor del país vecino.