Liz Taylor, una diva eterna

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la farándula internacional, diario Hoy recuerda la vida de la actriz.

Nacida en Londres en 1932, Liz Taylor fue criada en el seno de una familia de clase media sin saber que se convertiría en una de las actrices más aclamadas de la industria de Hollywood. Es más, luego de la segunda guerra mundial el clan se instaló en Estados Unidos de forma definitiva. A mediados de los años 40, la joven daba sus primeros pasos como actriz pero no tuvo mucha suerte porque hacía roles de escaso protagonismo.

Sin embargo, gracias a su belleza, también triunfó porque pudo lucirse como modelo en campañas publicitarios donde ganó popularidad y fama como sex symbol. Tiempo después ganó un rol protagónico en el filme El padre de la novia. Gracias a ello en las siguientes dos décadas fue la estrella en ascenso y la preferida por todos los productores. De esta manera pudo estar en las entregas tituladas Gigante, La gata sobre el tejado de cinc, y la película más cara de la historia del cine que fue Cleopatra donde la diva del cine explotó su costado más sensual interpretando a la egipcia que conquistó imperios.

Asimismo su vida sentimental fue ardua y no dudó en casarse más de ocho veces. También fue galardonada por la Academia al recibir dos premios Óscar por los desempeños en Una mujer marcada y ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966). Por su labor humanitaria, la actriz se dedicó al trabajo sanitario en pos de combatir al HIV.

Su melena color azabache, sus ojos de color violeta y la sensualidad impresa en su voz hicieron una marca registrada en esta mujer que se convirtió en una diva indiscutible en el séptimo arte. Sin embargo, no todo fue fácil, si bien inició el camino de la actuación con un rol en Lassie, con el paso del tiempo su perfil no concedía con el de otras chicas de su edad por lo que comenzaron a trabajar en unas entregas donde Liz podía mostrar su humor y personalidad. Otros títulos de los que formó parte fueron El coraje de Lassie, Mujercitas, Traición (1950) y El padre de la novia, entre otras.

Los amores le jugaban malas pasadas y tanto dolor podía verse reflejado en sus problemas de salud. Fue durante la filmación de Cleopatra que conoció a Richard Burton, un actor que fue su coprotagonista en varios filmes y con el que se casó dos veces.

Una vez que se adentraba en los años 80, la mujer comenzó a incursionar en el teatro y lo hizo con La loba. Además trabajó en series televisivas como Hotel, The Whoopi Goldberg Show, Roseanne, Hight society, Murphy Brown y La niñera.

Poco a poco comenzó a alejarse del oficio y se abocó a otro costado de la profesión, como fue darlo todo en apariciones televisivas y opinar con énfasis sobre las vidas de sus colegas. Además, se pasó por todos lados mostrando sus joyas y colecciones de piedras preciosas. También fue operada por una afección cardíaca y se recuperó notablemente. Tiempo después dejaba este mundo para irse de gira permanente, y así el universo de Hollywood se quedaba sin una de sus figuras eternas.

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