Entrevista Exclusiva

Pablo Cruz Guerrero y Fernando Guallar revelan secretos de Luis Miguel: la serie

Dos de las nuevas incorporaciones a la producción del momento cuentan detalles sobre cómo es sumarse a un proyecto establecido y con fanáticos en todo el mundo.

Continúa el éxito en Netflix para Luis Miguel: la serie. En su segunda temporada incorporó a Pablo Cruz
Guerrero y Fernando Guallar en roles claves: Patricio Robles hace de su nuevo mánager y Mauricio Ambrosi, de su amigo confidente. Diario Hoy dialogó con ambos en exclusiva para Argentina, para conocer cómo son sus sensaciones sobre su llegada al programa, el éxito de la propuesta y, por supuesto, su mirada sobre el rol de los representantes en el mundo de la música y la actuación.

La nueva temporada del programa ha sumado más personajes importantes para comprender el desarrollo artístico y profesional de Luis Miguel. También hay un camino personal en el que los consejos son claves para seguir adelante con las rutinas de trabajo y de vida.

Fernando Guallar posee una vasta carrera en el cine y la televisión de su país natal, España. Forma parte de proyectos como la inminente película de estreno local Explota, Explota, inspirada en las canciones de Rafaella Carrá; y Servio en Velvet Colección, el spinoff del culebrón preferido por todos.

Por su parte, Pablo Cruz Guerrero, tiene una gran trayectoria en el universo de las telenovelas, pero también en cine, donde El estudiante y From Prada to Nada lo ubicaron entre los actores preferidos de la comunidad latina.

Ambos se suman al proyecto en roles fundamentales: uno es el protector, el amigo incondicional que opera como una voz de la conciencia para el gran artista, y el otro, un ambicioso e inescrupuloso representante, que ve la oportunidad de crecimiento del artista que conquistó al mundo entero y también el personal.

—¿Qué sintieron al sumarse al programa? ¿Hay más presión a la hora de incorporarse a un proyecto establecido y exitoso?
—Fernando Guallar: Yo no era tan consciente del éxito arrollador de la serie ni de Luis Miguel, me enteré cuando llegué a México. Cuando uno hace un proyecto tiene que desvincularse de lo que vendrá después, aunque sabes por la magnitud de la plataforma que te puede dar una idea. Acá se sumó el rodar en pandemia, con todas las medidas y protocolos; la presión estuvo ahí y ahora nos damos cuenta del fenómeno al comenzar a promocionar el programa.

—Antes decías que eras ajeno al fenómeno de la serie y al artista, pero saliendo de lo que tú sabes, ¿qué tan fuerte es el nombre Luis Miguel en España, tu país de origen?
—FG: Es un mito a nivel mundial, con mucha presencia en mi país. Siendo honesto no he sido gran seguidor, pero me he enganchado con él a partir de trabajar en el programa.

—Cuando trabajan en proyectos en los que les toca representar a personajes reales, conocidos por todos, ¿sienten una mayor responsabilidad al llevar adelante sus roles?
—FG: Mauricio tiene cierta responsabilidad, sin ser consciente de ella, de cuidar a Luis Miguel. Como personaje es lindo hacerlo porque son personas honestas, dentro de esa jauría que quería una tajada de Luis Miguel.
—Pablo Cruz Guerrero: Mi personaje invita a reflexionar a Luis Miguel, a quien desde la presentación en la primera temporada lo hicieron como una persona inquieta, con muchos deseos de ser algo grande; y él busca esa oportunidad, pero no ve en su círculo cercano el poder lograrlo. Patricio comenzará a trabajar con de una manera de prueba y ensayo para lograr acercarse a él.

—Viendo la primera temporada de la serie y en tu caso Pablo interpretando a uno con bastantes ambiciones, ¿cambió su mirada sobre los managers o representantes?
—PCG: Me considero en este momento muy afortunado por la relación que tengo con mi mánager, que la disfruto y no la padezco. Pero sí al principio de mi carrera tuve experiencias con otras personas que no fueron las más fructíferas o convenientes, que tenían sus propios intereses. Sin embargo, esas experiencias y aprendizajes me permitieron ahora acercarme al personaje de Patricio Robles. Así que por eso estoy agradecido: por haber vivido ese distanciamiento en algún momento de una persona, que estaba interesada en llevarme a un camino de la representación o acercarme a ciertos proyectos durante la carrera artística; ese aprendizaje de aquí es donde no tengo que estar siempre incomoda, sin embargo nos ayuda a crecer y a avanzar.

—¿Tuvieron miedo o alguna otra sensación a la hora de sumarse a esta temporada, siendo que el proyecto ya había arrancado con una mirada muy particular sobre el ídolo?
—FG: Para mí había sido muy enriquecedor un tema con el choque cultural, dándome cuenta no sólo como actor cómo encajaba en una sociedad diferente; y lo mismo con el personaje, que es diferente a todos y a la vez enriquecedor. Tenía cierta presión o miedo de que no se entendieran determinadas cuestiones de Mauricio, porque los españoles somos más rudos. Y me pedían que bajara la intensidad e ir poco a poco. Amoldarme a eso fue bonito, porque te abre la cabeza bastante; también el trabajar fuera de tu país.