Atilio Borón analiza el escenario pospandemia

El politólogo y sociólogo, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard, nos ayuda a pensar el mundo que se viene.

Nacido en Buenos Aires, Atilio Borón obtuvo el título de ­licenciado en Sociología de la Universidad Católica Argentina y el de doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard, y se desempe­ñó en distintos cargos en numerosas casas de estudio locales e internaciona­les. En diálogo con diario Hoy, el reconocido intelectual analizó la situación mundial tras la pandemia.

—Desde la más remota antigüedad, la humanidad ha padecido pestes y catástrofes mundiales que produjeron profundos cambios en las sociedades. ¿Cuáles son los principales impactos producidos por esta pandemia?

—Señalemos solo uno: el exterminio de una parte de la población y la reducción de la mano de obra disponible modifica la relación de fuerzas entre la clase dominante y sus trabajadores.

—¿Será diferente esta vez?

—Nada indica que el mundo que emer­ja de las ruinas de esta pandemia será la alegre continuidad del que le precedió. La Gran Depresión, la Segun­da Guerra Mundial y la reconstrucción keynesiana de la posguerra detuvieron un tiempo el primado de las ideas liberales. Pero la restauración, ahora bajo el engañoso nombre de “neoliberal”, no pudo retroceder el reloj de la historia.

—Ahora bien, esta crisis económica no podemos achacársela exclusivamente a la pandemia.

—El estallido de la pandemia fue el tiro de gracia a un proceso, creando una “tormenta perfecta” que, como decía Krugman, adquiere proporciones apocalípticas. Esto significa que la “salida” no será como ingenuamente dijo una empresaria neoyorquina: una vez que se controle la pandemia, “debes actuar como lo haces en tu casa cuando estás viendo una película en Netflix, oprimes el botón de start” y todo vuelve a funcionar.

—La Covid ha puesto de relieve la bancarrota de “la magia de los mercados”.

—Esto obligará a una profunda revisión del paradigma de las políticas públicas, comenzando por la sanidad, e inmediatamente después por la seguridad social, como preludios a lo que será la batalla decisiva: poner bajo control al capital financiero y su red global que asfixia a la economía mundial. Un capital financiero ultraparasitario que financia y protege a las mafias de “guante blanco” y que, con la complacencia o complicidad de los gobiernos de los capitalismos centrales y las instituciones económicas internacionales, crean las “guaridas fiscales” que facilitan el ocultamiento de sus delitos.

—¿Qué tiene que hacer el Estado?

—El Estado no solo va a tener que continuar asistiendo a los más débiles que viven de lo que ganan día a día, sino que habrá que contar con mucho dine­ro para que muchas pequeñas y medianas empresas puedan reiniciar sus actividades. Esto exigirá un es­fuer­zo a dos puntas: por el lado de la de­manda, facilitar que los más pobres puedan adquirir los bienes necesarios para su subsis­tencia; y por el lado de la oferta, in­­cen­tivar los negocios auxilian­do, aunque sea transitoriamente, a las pymes.

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