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Charlotte Perkins: una mujer emblema de rebeldía

La escritora norteamericana recorrió de punta a punta su país, hace 200 años, anunciando que, hasta que no se reconocieran los derechos de la mujer, la dignidad humana estaría incompleta.

¿Qué pasaría si una mujer se levantara una mañana convertida en hombre? ¿Y si la familia no era el campo de entrenamiento donde el niño aprende a mandar? ¿Qué pasa si hay guarderías? ¿Y si el marido comparte la limpieza y la cocina? ¿Qué pasaría si los predicadores y los periódicos dijeran la verdad? ¿Y si nadie era propiedad de nadie?

Muchas preguntas hacía esta mujer, en una época -hacia fines del siglo XIX-, en la que el silencio femenino era obligatorio. Charlotte Anna Perkins nació en Connecticut el 3 de julio de 1860. Su texto más famoso es El papel pintado amarillo, que escribió a los 30 años, recién salida de una profunda depresión post parto, tras el nacimiento de su hija Katharine. La situación que plantea el relato es la siguiente: una mujer debe quedar encerrada varios meses en un cuarto empapelado con un papel amarillo, con la obligación de no salir y abandonar cualquier actividad intelectual -supuestamente, como parte de un tratamiento psiquiátrico-. Es un episodio autobiográfico, ya que por aquel entonces la depresión postparto no era un cuadro clínico conocido por los especialistas, por lo que se le diagnosticó agotamiento nervioso y se le prescribió: “Viva una vida tan doméstica como se pueda. Tenga a su hija consigo todo el tiempo... Échese durante una hora tras cada comida. Como máximo tenga dos horas de actividad intelectual al día. Y nunca toque una pluma, o un lápiz en su vida”. Cuando el cuento fue publicado, ella se lo envió a su médico, quien escribió en la revista New England: “Este relato no debería haberse escrito. Solo con leerlo podría volver loco a cualquiera”.

El matriarcado está anunciado en Herland, una novela de 1915, que habla de una sociedad integrada exclusivamente por mujeres, que se reproducen por partenogénesis, y que da como resultado un orden social libre de guerras y dominación de clase.

Recorrió Estados Unidos de costa a costa, dando charlas sobre el movimiento feminista. En 1894 editó un semanario -o The Impress-, que duró veinte números y debió cerrar por las duras críticas sociales que hacía al estilo de vida de esos años. Se la acusó de ser una mujer de “vida ligera”, por haber tenido la iniciativa en su divorcio y casarse con un primo, y “madre distorsionada”, por haber dado a su hija una libertad inédita para esa época.

En 1898, publica Las mujeres y la economía, un libro que provoca un escándalo cuyos ecos tardaron mucho en apagarse. En ese libro, Charlotte Perkins dice, entre otras cosas: “Somos la única especie animal en que la hembra depende del macho para obtener comida, la única especie animal en que la relación sexual también es una relación económica. Entre nosotros, el sexo femenino al completo vive en relación de dependencia económica con el otro sexo, y la relación económica se combina con la relación sexual”. En 1903 escribió uno de sus libros más aclamados por la crítica, The Home: Its Work and Influence, en el que afirma que las mujeres están oprimidas en sus casas y que el entorno en el que viven debe modificarse por su salud mental.

Cuando le diagnostican cáncer de pecho, Charlotte que era firme defensora de la eutanasia para los enfermos terminales, se suicidará con una sobredosis de cloroformo el 17 de agosto de 1935, muriendo rápida y tranquilamente. En su nota de suicidio escribió: "Cuando toda la utilidad ha terminado, cuando uno tiene la certeza de una muerte inminente e ineludible, es el más simple de los derechos humanos elegir una muerte fácil y rápida en lugar de una muerte lenta y horrible”. Su muerte, fue el último de los actos de rebeldía de esta mujer que la igualdad entre hombre y mujer es imprescindible para avanzar socialmente.

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