CULTURA
La mujer que venció al racismo
Rosa Parks se negó a dar su asiento en el colectivo a un hombre blanco, y con su sencillo gesto provocó una revuelta social contra el favoritismo racial.
Una humilde mujer negra dijo “No” en un autobús y eso condujo nueve años después a la concesión de un Premio Nobel. La mujer se llamaba Rosa Parks y trabajaba de costurera en una tienda de Montgomery, Alabama. El 1 de diciembre de 1955, cuando regresaba de su trabajo, Rosa consiguió asiento en un autobús metropolitano. Poco después un hombre blanco le pidió ese asiento y la mujer dijo “No”. El hombre adujo que las disposiciones de Montgomery daban prioridad a los blancos sobre los negros, y que Rosa Parks debía incorporarse y quedarse de pie al fondo del autobús. Pero ella se mantuvo firme y dijo que no lo haría. Lo que aún no sabía era que su valentía lograría movilizar a los afrodescendientes de su ciudad y sería el puntapié para ponerle fin la segregación racial en Estados Unidos.
Nacida en Tuskegee, Alabama, el 4 de febrero de 1913, Rosa Louise McCauley (su nombre de soltera) era hija de un carpintero y una maestra jardinera. A muy temprana edad, tras la separación de sus progenitores, se fue a vivir con su madre y su hermano menor a la granja de sus abuelos, ambos ex esclavos y luchadores por la igualdad racial, en los suburbios de Pine Level. Completó sus estudios en la escuela local para niñas afroamericanas donde su madre ejercía como maestra; ella había sido la gran responsable de que Rosa hubiera aprendido a leer desde muy pequeña. Sin embargo, cuando cumplió 16 años tuvo que abandonar sus estudios para hacerse cargo de su madre, que había enfermado gravemente. En ese momento, consiguió un trabajo como costurera en una fábrica de camisas de Montgomery y se casó con Raymond Parks, barbero de profesión y miembro activo de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas Afroamericanas.
En Estados Unidos, donde la esclavitud de la población negra fue abolida en 1865, la discriminación continuaba siendo una cruel realidad en la vida cotidiana. A raíz de la segregación racial, la comunidad negra se vio históricamente afectada por no gozar de derechos tan básicos como el acceso a la educación o la atención médica. De hecho, entre los miles de residentes afroamericanos de Alabama, apenas unas decenas habían logrado inscribirse en el registro de votantes, atrapados en una maraña de requisitos impuestos por ley.
Aquel día el hombre blanco del autobús invocó el apoyo del conductor y luego de la policía, por lo que Rosa Parks fue arrestada. Cuatro días después el juicio agitó a toda la población negra de Alabama. El juez consideró culpable a Rosa Parks, porque las disposiciones oficiales eran muy claras: la ley segregacionista de Montgomery no sólo separaba al pasaje por razas –personas blancas en la parte delantera, afroamericanas en la trasera–, sino que otorgaba a los conductores poderes policiales para imponerla. La sentenciaron a una multa de diez dólares, más 4 dólaresde tasas judiciales, que ella se negó a pagar por considerar ilegal aquella norma. Su veredicto fue apelado y simultáneamente la población negra inició un boicot a todos los autobuses de Montgomery. Esa huelga de clientes se mantuvo durante 381 días y logró que la compañía de transporte declare su quiebra.
El director de esa mítica huelga fue Martin Luther King, un culto pastor negro que hasta ese momento había tenido muy escasa notoriedad pública. El incidente de los autobuses fue la punta del iceberg para una campaña de King contra la segregación racial- por la cual obtendría el Premio Nobel de la Paz en 1964-, lo que no impidió que tiempo después fuera asesinado. El 20 de diciembre de 1956, el Tribunal Supremo dictó un fallo que declaró inconstitucional la segregación racial. Por su parte, Rosa Parks, convertida ya en símbolo del movimiento por los derechos civiles, siguió trabajando de costurera durante una década, ayudando a su marido. Pero ambos decidieron marcharse de Montgomery en 1957, para evitar previsibles represalias racistas.