Cocina íntima

El boom de la gastronomía encuentra nuevas formas. Ahora, los chefs trabajan a domicilio y existen restaurantes a puertas cerradas en los que se agasaja solo a un puñado de personas 

Para aquellos que disfrutan mucho de la comida gourmet pero poco de salir a comer afuera, una nueva tendencia está surgiendo a su favor. Ya hay quienes convierten,  aunque sea por un rato, una casa de familia en un restaurante exprés. Los chefs a domicilio, cualquiera sea la excusa, desde una cita romántica hasta un cumpleaños, preparan platos elaborados en las cocinas de sus comensales. Y no solo eso, sino que además llevan la bebida y la vajilla, y antes de irse lavan los platos. 

El sistema funciona así: tras una entrevista en la que el cocinero y su cliente definen el menú y la modalidad, se estudian las comodidades de la vivienda en la que se va a trabajar y poner el plan en acción. El menú, dependiendo el chef que se contrate o la cantidad de cubiertos que sean, puede variar desde los 300 hasta los 5.000 pesos. En caso de que así se requiera, los profesionales estudian los gustos y edades de los agasajados para poder sugerir diferentes opciones. 

El Houdini de las ollas

El platense Laureano Driussi, luego de su paso por el reality show Master Chef, se dedica profesionalmente a esta actividad desde hace dos años. Él, que suele aburrirse rápido de los trabajos y que busca constantemente el vértigo, necesitaba algo que lo hiciera vibrar: “Por ahí te tocan tres veganos y uno al que no le gusta nada. Además, es un desafío fascinante cocinar en hornos que queman las cosas, que andan mal, o que directamente no sabés como funcionan”, explicó. 

Para Driussi, su actividad lo ha convertido en una especie de mago de la fiesta. “Es una atracción vernos en acción desplegando nuestro arte”, dijo este joven, al que suelen contratarlo para citas románticas. Y, como buen mago, tiene su truco especial: “Un menú afrodisíaco, en el que no pueden faltar los pescados, las frutas secas o las frutas abrillantadas. La idea es que coman relativamente liviano porque su noche continuará, y yo, el ilusionista, tengo que desaparecer a tiempo”, dijo entre risas. 

Tendencia en ascenso

Santiago Fores, un chef que presta este servicio domiciliario desde 2010, hace dos años decidió abrir un restaurante en su casa: “En los trabajos que tenía me parecía que no había una relación directa entre los comensales. Esta situación hizo que me dieran ganas de poder hacer algo más personalizado”, comentó y agregó que “algunas personas se interesan por interactuar con nosotros durante el proceso de cocción y otras se desligan totalmente”. 

Enrique Pironio es otro de los chefs platenses que incursionó en esta modalidad de restaurantes a puertas cerradas. Harto de trabajar para otros, a fines de 2014 montó su propio negocio y hoy cocina de miércoles a sábados para no más de 30 personas por noche: “Empezamos con un menú de tres pasos y ahora cambiamos la carta cada quince días”, resumió sobre el funcionamiento de su espacio.  

Además de amistades y momentos gratos, los chefs a domicilio o a puertas cerradas acumulan anécdotas. A Santino, por ejemplo, le tocó cocinar lomo para 20 personas en un horno roto. “Uno de los mozos que nos suele ayudar con el servicio tuvo que quedarse todo el evento pegado a la cocina empujando la perilla para que no se apagara”, recordó riendo y agregó que “algunas familias nos incluyen como si fuéramos parte de los invitados. Quieren que compartamos con ellos la mesa y la bebida. Está bien que nosotros nos proponemos generar un clima familiar, pero no nos olvidamos de que es nuestro trabajo y estamos brindando un servicio”, concluyó.

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