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Comer más tarde de lo normal aumenta el hambre

El estudio confirma que tener desfasado el horario de las comidas genera más apetito, disminuye las calorías quemadas y modifica el tejido adiposo.

Un grupo internacional de investigadores del Hospital para Mujeres de Brigham, en Estados Unidos, pudo confirmar en las últimas horas que el alimentarse en horarios no recomendados, o bien en horas más tarde de lo habitual, puede traer importantes consecuencias al organismo. Tal es así que esto podría tener un impacto directo en la obesidad de las personas, dato no menor teniendo en cuenta que cerca del 50% de los argentinos tienen exceso de peso.

Si bien es sabido lo valioso que es darle el tiempo correspond iente a las comidas, muchas veces por la rutina diaria y el trajín del día a día a las personas se les dificulta respetarlo y, por ende, terminan almorzando o cenando fuera del horario habitual. Ahora, gracias a este novedoso estudio, se pudo determinar que estas acciones no solo generan más hambre, sino que también disminuyen las calorías quemadas y modifican el tejido adiposo. “Queríamos probar los mecanismos que pueden explicar por qué comer tarde aumenta el riesgo de obesidad. Investigaciones anteriores realizadas por nosotros y otros habían demostrado que comer tarde se asocia con un mayor riesgo de obesidad, un aumento de la grasa corporal y un menor éxito en la pérdida de peso. Queríamos entender por qué”, remarcó Frank AJL Scheer, líder de la investigación, en torno al origen del estudio.

Para llegar a estos resultados, el equipo a cargo analizó los hábitos de 16 pacientes, de los cuales 11 era hombres y cinco mujeres. En todos ellos existía un índice de grasa corporal situado al borde o en parámetros de obesidad. El informe indica que los científicos proporcionaron exactamente los mismos alimentos, aunque con una diferencia de cuatro horas, en un experimento que duró varios meses y que continuó de manera individual cada sujeto en su hogar con las pautas establecidas por los expertos. “En este estudio nos preguntamos si importa el tiempo que comemos cuando todo lo demás se mantiene constante. Descubrimos que comer cuatro horas más tarde hace una diferencia significativa para nuestros niveles de hambre, la forma en que quemamos calorías después de comer y la forma en que almacenamos grasa”, expresó Nina Vujovic, otra de las integrantes del estudio. Según remarcaron, lo que generó más apetito fue la leptina y la grelina. Así, quienes cenaron más tarde presentaron más ganas de ingerir comidas con almidón o carne. A su vez, a horas más tarde de lo habitual se observó que el ritmo de metabolismo del organismo era más lento a la hora de procesar. Por último, como se mencionó previamente, el estudio confirmó que se modificó también el tejido adiposo de tal manera que elevó el nivel de la adipogénesis y rebajó la lipólisis.

“Este estudio muestra el impacto de comer tarde versus comer temprano. Aquí, aislamos estos efectos al controlar las variables de confusión como la ingesta calórica, la actividad física, el sueño y la exposición a la luz, pero en la vida real muchos de estos factores pueden estar influenciados por los horarios de las comidas”, concluyó Scheer.

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