Confirman a través de un papiro que Jesús se casó

Según arrojó un análisis de tinta de un extracto de un documento, está escrito que entre los años 659 y 859 “Jesús les dijo, mi esposa…”

Allí, el propio Jesús hablaba de su esposa presuntamente. Ahora, tras pasar los exámenes de los científicos, se concluyó que tanto el papiro como la tinta concuerdan con la época atribuida al documento, entre los siglos VII y IX.

Es el conocido “evangelio de la mujer de Jesús”, escrito en copto (el lenguaje de los antiguos cristianos en lo que en la actualidad es Egipto) y en el que se puede leer “Jesús les dijo, mi esposa...”. Eso había desatado una gran polémica teológica en 2012, cuando la historiadora de Harvard Karen L. King lo presentó en el Congreso Internacional de Estudios Coptos en Roma.

Un equipo de investigadores de las universidades de Harvard, Columbia y el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) ha concluido, tras varias pruebas de Carbono-14 e infrarrojos, que es muy probable que, al menos en lo que respecta a la antigüedad, este papiro (de apenas 3,8 por 7,9 centímetros) sea auténtico, según indicó el diario The New York Times.

“Los expertos definieron que la composición química del papiro y su oxidación corresponden con papiros antiguos como el del evangelio de San Juan”, detalló el estudio.

En el texto no solo se apunta la posibilidad de que el mesías del cristianismo hubiera tenido esposa, sino también se decía, sin saber si se refería a ella: “Será capaz de ser mi discípula”. Esto reabre dos debates a la vez: el del celibato en el clero y la posibilidad de que las mujeres puedan ejercer el sacerdocio igual que los hombres en la Iglesia.
Karen L. King asegura en un comunicado de la Escuela de Divinidades de la Universidad de Harvard que este papiro demuestra que “las mujeres que son madres y esposas pueden ser discípulas de Jesús, un tema que ha sido debatido en los orígenes de la Cristiandad, cuando el celibato y la virginidad empezaron a ser muy valorados”.

Desde que King presentó el papiro, los investigadores han estudiado el carbón usado para la tinta, así como la gramática y la caligrafía, y han descartado la posibilidad de que sea un material moderno o una falsificación.

Se hicieron dos pruebas de carbono 14. El primero, dado el tamaño reducido del papiro, no pudo sacar datos concluyentes. El segundo, realizado entre la Universidad de Harvard y el Instituto Oceoneográfico de Woods Hole, situó la fecha del papiro entre los años 659 y 859.

Un tercer análisis de infrarrojos confirmó que la composición química del papiro y sus patrones de oxidación eran homogéneas.

Según la Escuela de Divinidades de Harvard, “el autor real de este fragmento no se sabe, y muy probablemente nunca se sepa. Esta pieza es demasiado pequeña para saber quién la escribió, leyó o quién la poseyó. Solo podemos decir que eran cristianos”, asegura.