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Las curiosidades de una de las mayores divas de la ópera

Adelina Patti de niña asombró al mundo con sus dotes de soprano, su vida conoció la gloria de los escenarios, la riqueza y las infidelidades.

Hija de cantantes italianos, Adelina nació en febrero de 1843 mientras sus padres se encontraban trabajando en Ma­drid. Su madre, Catalina Chiesa Barilli, que tan solo unas horas antes de su alumbramiento se encontraba cantando El barbero de Sevilla, no quiso que nadie la reemplazara en el papel, viviendo episodios de auténtico dolor previos al parto entre bambalinas. Dice la leyenda que cuando nació Adelina, Catalina perdió su voz, como si de alguna manera la que sería la soprano más exitosa de su momento se la hubiese robado.

Adelina creció en un entorno puramente musical, porque no solo sus padres, sino también sus hermanos, se dedicaron a la música. Cuando era aún una niña, la familia se trasladó a Nueva York. En esta ciudad sería donde la precoz soprano daría su primer recital a la tierna edad de 7 años, según las crónicas, con su muñeca preferida bajo el brazo, y lo que es más increíble, con una sorprendentemente sólida técnica vocal. Curiosamente, hasta ese momento Adelina jamás había tomado una clase de canto y todo lo había aprendido a través de la pura imitación.

No obstante, no solo fue una niña prodigio, sino que fue un prodigio durante toda su vida. Hizo su debut operístico a los 16 años en el papel de Lucia di Lammermoor de Donizetti, y con tan solo 18 años fue invitada para el rol de Amina en La sonnambula de Bellini en el Covent Garden de Londres, papel con el que cosecharía grandes éxitos y que le serviría para dar el gran salto a Europa. Su carrera fue toda una sucesión de éxitos, no solo por su indiscutible talento, sino por su buen ojo para los negocios. Llenó teatros en Inglaterra y en Estados Unidos, y a lo largo de toda Europa, Rusia y Sudamérica. Sus conciertos en general fueron tan exitosos que repitió las giras varias veces a lo largo de la década de los 70. En ellas trabó amistades con la alta aristocracia así como con la élite musical. Por ejemplo, en Rusia entraría en contacto con nombres como Tchaikovski, Rubinstein, Serov o Stasov. Sería también en San Petersburgo donde conocería a su segundo marido, Ernesto Nicolini.

Sus biógrafos aseguran que fue la cantante mejor pagada de la historia. Era tal su proyección que el salario base que cobraba por función era de 5.000 dólares por noche, a ser pagados en oro. Además, en su contrato estipulaba que era libre de ir a los ensayos que quisiera, no siendo obligatorio asistir a ninguno, y exigía que su nombre en los carteles fuera el más grande, incluso más que el del compositor y el título de la ópera.

Una vez, estando de gira en Estados Unidos, tuvo la oportunidad de cantar para el matrimonio Lincoln la canción de John Howard Payne Home, sweet home. Estos, que estaban de luto por la muerte de su hijo Willie, conmovidos hasta las lágrimas, le pidieron que volviera a cantarla por el embeleso que les provocaba y, a partir de ese momento, la cantante incorporó esta pieza a la gran mayoría de sus conciertos y recitales como bis.

En 1905, desde su castillo en Gales y ya retirada, Adelina convocó a un productor para que la grabaran. Cuando escuchó su canto, en francés, el idioma que, en aquel tiempo, era sinónimo de alcurnia y nobleza, exclamó: "Maintenant, maintenant je sais porquois je suis Patti". En definitiva, ella recién entendió en ese momento por qué se la veía en la cresta de la gloria.

Se casó tres veces. La primera de ellas en 1868 con Henri de Roger Cahusac. El matrimonio fracasó puesto que los dos tenían affaires fuera del mismo, por lo que fue anulado, perdiendo ella la mitad de su fortuna. Adelina vivió también con el tenor francés Ernesto Nicolini durante muchos años, con quien se casaría tras su primer divorcio y cuya relación duraría hasta la muerte de este. El último matrimonio de Patti fue en 1899 con el baron Rolf Cederström, un aristócrata sueco muchos años menor que ella y que trató de coartar su vida social, sin éxito. Cuando Adelina se retiró, compró el castillo de Craig-y-Nos, donde se mandaría construir un teatro réplica de la Scala de Milán, y donde murió en 1919.

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