“Dejar migajas” o breadcrumbing: la egoísta actitud que ya pone en alerta a los psicólogos

El neologismo inglés breadcrumbing trata de dar el amor justo y necesario para que el otro no se vaya o pierda interés, sin tener en cuenta los sentimientos de la otra persona.

El término breadcrumbing fue dado a conocer en febrero de 2014 en el sitio de internet Urban Dictionary. Allí, una usuaria escribió lo que después se convertiría en un popular neologismo para hablar de los vínculos que “dejan migajas” para mantener y recibir la atención de su contraparte, pero ellos se comportan con total desinterés o el justo como para mantener una pseudo relación sin concretar.

“Estas personas tratan con la otra y muchas veces se ven, pero prometen cosas como citas, viajes o cenas, que quizás nunca se cumplen. Sucede que el otro se entera el mismo día de lo pactado dejándolo enganchado al interés de salir, pero también sumamente lastimado por verse en el lado opuesto. Lo que iba a ser felicidad por salir con quien nos gusta o amamos, puede transformarse en un grave problema psicológico del que cuesta años salir, porque además de sacar nuestro amor propio a la luz, que incluye el respeto por nuestros sentimientos, también hay que sacar de nuestra vida a quien juega con nuestro tiempo y sentimientos”, explica la psicóloga Julia Cuervo, en diálogo con diario Hoy.

“En este momento tengo dos pacientes que pasan por este problema o muy similar: reaparecieron los ex con promesas de castillos y eran de arena. Todo lo que se trabajó en sesión fue para atrás por simples cosas, como las promesas que dijimos, pero que para los pacientes son importantísimas porque aún no lograron salir del lugar donde los colocaron. Además, quienes los pusieron ahí fueron sus ex, y es muy frustrante para ellos, y en parte para mí que los quiero ayudar, ver que la historia se repite con las mismas acciones y personajes”, continúa Cuervo.

Cómo descubrir a estas personas

Cómo se comporta un breadcrumber es sencillo de ver, aunque algunos utilizan técnicas de seducción que son muy difíciles para una persona que se encuentra encandilada con un pequeño ególatra. Eso sí: cuando se ganó a la otra persona y organiza una salida o cara a cara puede desaparecer por un tiempo. De todos modos, muchas de las primeras señales de alerta aparecen como un patrón de conducta dentro o fuera de lo digital.

Pero la pregunta es: ¿se puede considerar como un acto perjudicial para quien recibe las migajas? Un estudio de 2020 de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha, en España, demuestra que sí. El trabajo, publicado en la Librería Nacional de Medicina de Estados Unidos, concluyó que el breadcrumbing “despierta repercusiones psicológicas negativas” en las víctimas.

Breadcrumbing vs. ghosting

Una de las conclusiones de dicho estudio precisó que, al ser esporádico, el breadcrumbing sería incluso más dañino que el radical efecto de ausencia del ghosting. La muestra contó con 626 personas de entre 18 y 40 años que informaron haber sufrido estas prácticas en los 12 meses previos a la recolección de datos. Pero, ¿cuál sería el efecto más perjudicial de recibir estas “migajas”? Según el estudio, como se genera un falso sentido de expectativa, “en comparación con el ghosting, se puede sufrir como una experiencia de ostracismo más intensa”.

“En el caso del breadcrumbing hay un refuerzo intermitente que genera en la víctima una continua situación de espera que puede prolongarse en el tiempo y que aumenta la tensión emocional. A través de estas prácticas se pueden estar dando conductas de exclusión que van a reforzar esos sentimientos de soledad de una persona”, explica Raúl Navarro, profesor de Psicología y uno de los autores de la investigación

Julia Cuervo finalizó remarcando que “es muy difícil que salir de una situación de ghosting o de breadcrumbing si no es mediante el estudio del caso y un trabajo en un espacio terapéutico con la persona, en donde pueda descargarse en soledad y poder contar la historia de los sucedido sin miradas inquisidoras”.

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