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Después del Big Bang, el Universo era cinco veces más lento

Un equipo de investigadores consiguió demostrar que, como anunció Einstein, el tiempo de aquel universo distante y más antiguo “parece arrastrarse”.

Como había anunciado Albert Einstein, pero aún no se había probado, los científicos han observado por primera vez el universo primitivo y comprobaron que poco después del Big Bang era cinco veces más lento. Los datos de observación de casi 200 cuásares demuestran así que el pionero tenía razón, una vez más, sobre la dilatación temporal del cosmos.

“Si nos remontamos a una época en la que el universo tenía poco más de 1.000 millones de años, vemos que el tiempo parece fluir cinco veces más despacio”, afirma el autor principal del estudio, el profesor Geraint Lewis, de la Facultad de Física y el Instituto de Astronomía de la Universidad de Sydney. “Si uno estuviera allí, en este universo infantil, un segundo parecería un segundo. Pero desde nuestra posición, más de 12.000 millones de años en el futuro, ese tiempo primitivo parece arrastrarse".

El profesor Lewis y su colaborador, el doctor Brendon Brewer, de la Universidad de Auckland, utilizaron datos observados de casi 200 cuásares —agujeros negros supermasivos hiperactivos en los centros de las primeras galaxias— para analizar esta dilatación temporal. “Gracias a Einstein, sabemos que el tiempo y el espacio están entrelazados y que, desde los albores del tiempo en la singularidad del Big Bang, el universo se ha estado expandiendo”, afirma Lewis. “Esta expansión del espacio significa que nuestras observaciones del universo primitivo deberían parecer mucho más lentas de lo que fluye el tiempo hoy en día. En este trabajo, hemos establecido que hasta unos 1.000 millones de años después del Big Bang”.

En el pasado, los astrónomos habían confirmado este universo a cámara lenta hasta aproximadamente la mitad de la edad del universo utilizando supernovas como “relojes estándar”. Pero, aunque las supernovas son extremadamente brillantes, resultan difíciles de observar a las inmensas distancias necesarias para asomarse al universo primitivo. En ese sentido, la observación de los cuásares ha permitido retroceder el horizonte temporal hasta una décima parte de la edad del universo, lo que confirma que el universo parece acelerarse a medida que envejece. “Mientras que las supernovas actúan como un único destello de luz, lo que facilita su estudio, los cuásares son más complejos, como un continuo espectáculo de fuegos artificiales”, dice el profesor Lewis. “Lo que hemos hecho es desentrañar este espectáculo de fuegos artificiales, demostrando que los cuásares también pueden utilizarse como marcadores estándar del tiempo para el universo primitivo”. Lewis trabajó con el astroestadístico doctor Brewer para examinar los detalles de 190 cuásares observados a lo largo de dos décadas. Combinando las observaciones realizadas en diferentes colores (o longitudes de onda) pudieron estandarizar el “tic-tac” de cada cuásar. Mediante la aplicación del análisis bayesiano, descubrieron que la expansión del universo estaba impresa en el tic-tac de cada cuásar. “Con estos datos tan exquisitos, pudimos trazar el tictac de los relojes de los cuásares, revelando la influencia de la expansión del espacio”, señala Lewis.

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