"El acoso callejero es la forma más naturalizada de violencia de género"

Ayer, la coordinadora del movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMalá), Raquel Vivanco, presentó en el Congreso el informe “Paremos el acoso callejero”, en donde se propuso investigar el cumplimiento de las leyes que amparan los derechos humanos de las mujeres, en el marco de la semana Mundial contra esta forma de violencia sexista.

Luego de monitorear y medir el nivel de aplicación de la Ley 26.485 de Sanción, Prevención y Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres en diez provincias, la organización MuMalá observó la necesidad de "seguir relevando información que permita poner en discusión la realidad de las mujeres".

"Y así, después del #NiUnaMenos fuimos a relevar distintas cuestiones, entre ellas cómo nos afecta el acoso callejero, cómo limita nuestro libre caminar, como una forma más de violencia sexista", contó en declaraciones la coordinadora de MuMalá.

En el relevamiento, hallaron cifras alarmantes, tales como que el 100% de las mujeres sufrió un tipo de acoso a lo largo de su vida en la calle (de mayor a menor, bocinazos, silbidos, comentarios sobre su apariencia) y el 50% recibió un comentario sexualmente explícito.

Al 47% de las encuestadas las siguieron en la vía pública y al 37% un hombre le mostró sus partes íntimas; el 29% fue tocada con intención sexual en la vía pública. Los datos son impactantes, alarmantes y lamentablemente comunes, dado la naturalidad con la que los hombres se dirigen violentamente a las mujeres.

La naturalización, el peligro principal

Vivanco reconoció que todas las mujeres llevan adelante estrategias para evitar pasar por lugares inseguros, oscuros o con poca gente, toman rutas alternativas y el 51% admitió usar ropa intencionalmente pensada para no provocar, como si tuviesen que ser las propias mujeres quienes tienen que cambiar los hábitos para evitar esta violencia.

"El acoso es una de las prácticas más comunes y extendidas de violencia de género que tenemos las mujeres y el hecho de que nosotras pensemos las estrategias para evitarlo habla de la ausencia del Estado", reconoció la mujer, quien embarazada de cinco meses, no deja de recibir "piropos" en la calle.

El espacio público históricamente fue reservado para los varones, para las mujeres era el hogar y cuando en un momento la mujer empezó a irrumpir en el espacio público esto volvió a configurar la forma en que nos relacionamos".

"Las mujeres estamos insertas en una cultura machista y muchas veces nos cuesta asumir el lugar de inferioridad en que estamos en la sociedad", reconoció la coordinadora de MuMalá, quien remarcó: "Seguimos viviendo en una sociedad sumamente desigual, que no promueve que las mujeres llevemos adelante opciones que nos pongan en igualdad de condiciones".

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