salud y bienestar
El auge de la meditación en tiempos de pandemia
Su práctica, para la que no hay edad, desembarcó masivamente en la era del coronavirus con el fin de aliviar el agotamiento mental.
A un año del inicio de la pandemia, no son pocos los hábitos que llegaron para quedarse. Entre ellos destaca uno que ha crecido de manera exponencial: la meditación. Se cree que el origen de esta práctica se remonta a unos 5.000 años atrás en el territorio de la India.
Lili Molina, profesora de yoga, coach de meditación para Gympass y creadora de Saraswati Yoga Integral, cree que en estos tiempos ha crecido la demanda de sus servicios.
“Antes de la pandemia trabajaba de manera presencial y, de repente, las clases online de yoga y meditación aumentaron significativamente. Creo que debido, principalmente, al home office y también al llamado burnout o agotamiento mental. Al trabajar desde casa, a las personas les resulta más difícil controlar los espacios que le dedican al trabajo, a la vida personal, al esparcimiento: es complejo distinguir porque todo sucede en el mismo lugar. Son necesarios los tiempos para desconectar: muchas personas encontraron en la meditación un medio para poder continuar el día”, indicó la especialista.
—¿Qué es la meditación?
—La meditación es un descanso para nuestra mente pero también es un entrenamiento mental. Consiste en trabajar la unidireccionalidad. Por más que hagamos múltiples tareas, la mente es unidireccional, es decir que no podemos estar haciendo dos cosas a la vez con atención plena. Con la meditación trabajamos, dirigimos y sostenemos esa atención en una sola tarea a través del tiempo hasta que la mente entre en un descanso que llamamos vacío.
—¿Cómo se trabaja esta práctica?
—Por empezar, es un mito que meditar es poner la mente en blanco, ninguna técnica propone eso. Se trabaja con herramientas como la respiración, la visualización, cantos de mantra que ayuden a redirigir nuestra atención a una sola cosa y se disipen el resto de los pensamientos. La naturaleza de la mente es el movimiento, por lo que fácilmente saltamos de un pensamiento a otro muy rápido. La meditación propone la atención dirigida, que genera calma y abre un espacio entre pensamiento y pensamiento. Asimismo, meditar es encontrar el punto medio entre concentración y relajación. Y es también una forma de limpiar nuestra mente de pensamientos tóxicos, innecesarios, aleatorios. Es una forma de vivir el presente porque la respiración es presente continuo y la meditación ayuda a concentrarnos en la respiración; habitar cuerpo, mente, emociones.
—¿Qué beneficios tiene?
—Muchísimos. En principio, cambia todo el sistema. Trabaja la ira, el enojo, la angustia, la depresión, el estrés. Se reduce todo eso y se activan otras zonas que tienen que ver con la salud, la memoria, la atención y la concentración. En términos prácticos y productivos, sí mejora todo esto también mejora el rendimiento. Por otra parte, meditar reemplaza muchas horas de sueño, mejora el humor, la paciencia y el sistema inmunológico. En este sentido, ayuda a prevenir todas las enfermedades provocadas por el estrés, es decir, las enfermedades psicosomáticas. Todo esto crea mejores relaciones sociales y sentido de empatía; vínculos más sanos, más duraderos, más respetuosos, porque fomenta el sentimiento de comunidad.
—¿Cuánto tiempo sería ideal dedicarle por día?
—Es ideal dedicarle media hora al día: diez minutos por la mañana, por la tarde y antes de dormir. No obstante, más importante que el tiempo que le dedicamos es que sea sostenido, diario.