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fue inspirada en la luz solar como desinfectante natural.
La relación del escritor inglés D. H. Lawrence y su mujer Frieda fue tormentosa.
16/08/2023 - 00:00hs
Era sabido que el escritor D. H. Lawrence le pegaba a su mujer, lo que no se comprendía es cómo Frieda, una mujer alta y fuerte, soportaba el castigo que le infligía un hombre debilitado por la tuberculosis. Emma Maria Frieda Johanna Freiin era tambén conocida como baronesa von Richthofen, su primer matrimonio fue con un filólogo británico, con el que tuvo tres hijos; pero en 1912 conoció al escritor D. H. Lawrence y juntos se fugaron a Alemania. Lawrence no era famoso cuando se enamoraron y desde el primer momento trató con crueldad a su mujer, a quien golpeaba cuando la sorprendía llorando por la familia que había dejado atrás.
Catherine Carswell, que fue amiga de la pareja, escribió: “Para Lawrence, Frieda era –por turno– una brisa agresiva o sonriente, una lluvia curativa o una enloquecida tempestad de estupidez, un sol radiante o un ataque indiscriminado de relampagueos. A veces se odiaban. Había en ella cosas que lo escarnecían y lo enfurecían, cosas que nadie aguantaría. Pero en parte por esa razón, él la admiraba”. El escritor pretendía atenuar la crudeza de su carácter sirviéndole el desayuno en la cama, regalándole asiduamente ramos de flores, o encargándose de las tareas domésticas, mientras ella leía novelas en la cama. En sus memorias –publicadas en 1934–, Frieda anotó: “¿Importa que me golpeara furioso cuando yo lo exasperaba o, las más de las veces, cuando la vida a su alrededor terminaba con su paciencia? A mí no me importaba mucho”.