Sergio Guerrieri, una pluma que trascendió los límites de la ciudad
El platense fabricante de escritores
Sergio Guerrieri, una consagrada pluma que trascendió los límites de la ciudad, brinda un taller de formación en el que los asistentes devienen en cultores de la palabra escrita
Con tan solo 10 años, tras ganar un concurso literario sobre la vida de Melchor Romero, Sergio Guerrieri ya sabía que tenía vocación de escritor. Hoy, con 36, este platense que tiene en su haber varios libros publicados de narrativa y poesía brinda un taller de formación de escritores, en el que más de 90 personas intentan plasmar toda su creatividad en el difícil arte de combinar las palabras.
El ecléctico Guerrieri, quien antes de abocarse de lleno a la escritura estudió Sistemas, Letras en la UNLP y Coordinación de talleres, y además se desempeñó como corrector de textos jurídicos, obtuvo diferentes distinciones y premios de renombre por sus obras Desnudos en Quarently, Ritual de cacería y Pozo, todas editadas por la Biblioteca Nacional.
El currículum de este hombre parece interminable. Así y todo, supo hacerse de tiempo para escribir también obras de teatro y guiones de TV, que llamaron la atención del mismísimo Juan José Campanella. “Estuvimos a punto de filmar con él un unitario sobre la historia de los teatros Maipo y Tabarís, pero tuvimos la mala suerte de que se fue a filmar un capítulo de Doctor House y se quedó a vivir en Estados Unidos”, recordó Guerrieri.
Ya consagrado como una pluma exquisita, hoy este escritor platense se encuentra abocado a la docencia. En el centro Cipsa de calle 21 entre 51 y 53 ofrece cursos de cuatro años en los que los talleristas, después de conocer en profundidad los géneros de la poesía, narrativa y dramaturgia, publican un libro como trabajo final. La formación ofrecida parece ser un éxito asegurado: varios de los asistentes editaron sus trabajos en Chile, España y México, y han conseguido más de 70 premios internacionales.
Consultado sobre su vocación pedagógica, Guerrieri dijo a diario Hoy: “Para mí la educación es un servicio. Cuando trabajo pienso que puedo cambiar algo de la realidad. Al hacer pensar y reflexionar, proponés nuevas realidades, permitís que se abran caminos y que la gente pueda elegir. La educación es un camino a la libertad”.