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El primer mapa del cerebro de un insecto nos acerca a la mente humana

El trabajo muestra al detalle cómo las neuronas se conectan entre sí en una larva de la mosca del vinagre. Los científicos explican que es un paso clave para entender el comportamiento humano.

Un equipo internacional de investigadores ha creado el mapa del “cableado” de todo el cerebro de un insecto. Más precisamente, una larva de mosca del vinagre (Drosophila melanogaster). Denominado conectoma, muestra al detalle cómo las neuronas están conectadas entre sí, de la misma manera que un mapa de rutas indica cuáles son las autopistas, las vías principales y las secundarias. El trabajo, publicado en la revista Science, puede ayudar a comprender el comportamiento y el aprendizaje humanos, cómo se desarrollan enfermedades como el alzhéimer y el párkinson y a crear nuevos sistemas de inteligencia artificial.

A finales de los setenta, el primer intento de mapear un cerebro se llevó a cabo con el gusano redondo. El esfuerzo recibió el premio Nobel pero era parcial. Desde entonces, se han mapeado conectomas parciales de moscas, ratones e incluso humanos, pero igualmente estas reconstrucciones solo han representado una pequeña fracción del cerebro total. Sí se han generado conectomas integrales de varias especies pequeñas con unos pocos cientos a unos pocos miles de neuronas: un gusano redondo, una larva de chorro de mar (una sencilla criatura marina que filtra el agua en la profundidad del océano) y una larva de gusano anélido marino.

El nuevo mapa va mucho más allá: comprende 3.016 neuronas que establecen más de medio millón de contactos, por lo que es el más completo y extenso jamás conseguido. No ha sido nada fácil, ni siquiera con la mejor tecnología moderna. Obtener una imagen completa a nivel celular de un cerebro requiere cortarlo en cientos o miles de muestras de tejido individuales, todas las cuales tienen que ser capturadas con microscopios electrónicos antes del minucioso proceso de reconstruir todas esas piezas, neurona por neurona, en una imagen completa y precisa.

El equipo eligió deliberadamente la larva de la mosca de la fruta porque, pese a ser un insecto, la especie comparte gran parte de su biología fundamental con los humanos, incluida una base genética comparable. También tiene comportamientos ricos en aprendizaje y toma de decisiones, lo que la convierte en un organismo modelo útil en neurociencia.

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