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Entrevista a Facundo Ramírez

No solo siguió los pasos de su padre –Ariel Ramírez-, sino que construyó un camino propio que lo llevó a actuar por todo el mundo. Pronto se presentará en nuestra ciudad.

Es músico y actor. Hijo del creador de algunas de las piezas más famosas del cancionero popular. Acompañó a figuras de la talla de Mercedes Sosa, Nacha Guevara y Patricia Sosa. Es el único pianista del mundo que tocó dentro del Vaticano convocado por el Papa.

El sábado 24 de agosto estará actuando junto a Julia Zenko en el Teatro Metro de La Plata.

—¿Cuál es el recuerdo más antiguo que tenés de la ciudad de La Plata?

—Mi primer concierto en la música popular, fuera de Buenos Aires. Yo estaba haciendo un ciclo de piano y guitarra en un lugar, a comienzos de los años 90, en el "Café Mozart". Pero la primera vez que me invitaron a tocar fuera de Buenos Aires fue a un café de arte que estaba frente al Coliseo Podestá.

—Ya que lo nombraste, vos actuaste en el Coliseo ahí con un espectáculo compartido con José Sacristán.

—Sí, eso fue cuando hicimos Caminando con Antonio Machado, que fue un espectáculo muy conmovedor y, además, el comienzo de una hermandad para toda la vida con Pepe Sacristán. No fue la única vez, porque unos años antes ya había tocado en esa sala con la Camerata Bariloche y el clarinetista Giora Feidman.

—¿Cómo se formó esa dupla con Sacristán?

—Fue por esas cosas del destino. Pepe había venido a Argentina a filmar una película, y cuando terminó el rodaje se quedó un tiempo en Buenos Aires para visitar amigos. Una noche se encontró a cenar con su amigo Osvaldo Pappaleo - productor de la película de Aristarain donde Pepe trabajó- y le preguntó qué estaba haciendo Pepe en España y él le contó que estaba haciendo un espectáculo sobre textos de Antonio Machado. Pappaleo le sugirió hacerlo acá y Pepe le advirtió que iba a ser difícil porque se necesitaba un pianista que fuera actor, porque la persona que toca el piano tiene , además, que actuar y eso no es sencillo de conseguir. Osvaldo me convocó porque yo había hecho un espectáculo en La Trastienda, donde cantaba, actuaba y tocaba el piano. Hicimos noventa conciertos a lo largo del país, incluso fuimos hasta Chile. Me la pasé girando con Pepe en una combi ese año. Pepe es un hombre con una posición frente al mundo extraordinaria. Allí surgió nuestra amistad.

—Vos tenés una muy sólida formación musical, con raíces clásicas, pero fuiste derivando hacia la música popular. ¿Cómo se produjo ese pasaje?

—Mercedes Sosa fue la responsable. En esos años, cada vez que preparaba canciones nuevas para un recital, la Negra Sosa me llamaba: "Venite Facundito a casa, ayudame a estudiar esta canción".

Ella no necesitaba que yo la ayudara a preparar ninguna canción, lo que estaba haciendo sutilmente era hacerme entrar al mundo de la canción popular argentina y latinoamericana.

—¿Qué es lo más presente que tenés de tu padre?

—Es un poco como Mercedes. Mi viejo fue un hombre extraordinario. A veces creo que no se tiene la plena dimensión, sobre todo en nuestro país, de la obra que él dejó. Fue un padre maravilloso, con las características de un hombre que se la pasó viajando. Esa vida no normal que nosotros teníamos en mi casa era nuestra normalidad, por lo tanto, asumíamos las cosas de esa manera. Era un hombre que no le pedía al mundo cotidiano que sea más de lo que es. Por lo tanto, encontrarse con él a conversar o a escuchar música era encontrarse simplemente a eso. No le pedía a ese encuentro cosas extraordinarias más que el placer de compartir, y eso es una forma de sabiduría.

—Vos tocaste con muchos artistas, ¿cuáles fueron las experiencias más significativas?

—Mercedes fue una, desde luego. Otra, fue mis años de trabajo con Nacha Guevara. Estuvimos dos años juntos haciendo giras por Argentina, México, Puerto Rico, Uruguay, Chile, Pamplona. Todo un aprendizaje para mí porque fue la primera vez que yo tocaba ese tipo de repertorio. Los primeros tiempos yo la miraba y no podía creer que estuviese al lado mío o que yo estuviera en un escenario con ella haciendo música. Hubo un tiempo donde hice un espectáculo también con Celeste Carballo, una gran cantante. Ese también fue un salto al vacío formidable. Fueron encuentros que me marcaron profundamente.

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