Una agenda cultural variada para cerrar el fin de semana en La Plata
Talleres, música en vivo, cine, teatro y un show solidario forman parte de la programación cultural de este domingo en distintos espacios de la ciudad.
Acaba de publicarse Gracias por el juego, un libro que recopila textos en los que la literatura y el fútbol hacen paredes que la tribuna aplaude de pie.
29/09/2025 - 00:00hs
Es un escritor de alto vuelo que pulsa con toda naturalidad la cuerda de lo popular. Es autor de novelas como Manuel de Perdedores, Arena en los zapatos, Pagaría por no verte o Dudoso Noriega, pero también ha incursionado en la poesía, el cuento, la historieta, el periodismo gráfico y la televisión. Del 2020 al 2023, fue director de la Biblioteca Nacional, sumando su huella a la de su amigo y predecesor, Horacio González.
—Hablemos de Gracias por el juego, empezá por donde quieras.
—Es un libro nuevo con textos usados. Escrito en los noventa y a principios de los 2000, y habla del fútbol de aquel momento. Y a eso le agregamos una serie de artículos de los últimos tiempos en que escribí de fútbol, de los años 2016, 2017.
—¿Por qué el título?
—Gracias por el juego es un homenaje a una película documental muy lindo que hizo mi amigo Pablo Salomón. Además de ser un gran cineasta, gran jugador de fútbol y muy inteligente, es gallina. Es el título de un documental que hicimos hace mucho tiempo cuando Boca fue a jugar la tercera intercontinental, la que perdimos con el Bayern en Tokio y volvimos con la capa caída. Pablo hizo un documental en el que me llevó a Tokio como hincha de Boca. Desde ese día saqué fama de mufa: la única vez que acompañé a Boca perdimos.
—Además de ser una alusión a esa película, el título también es un guiño a Mario Benedetti, alguien que bien supo escribir textos sobre fútbol como Puntero izquierdo y El césped, entre otros.
—Hermoso texto Puntero izquierdo. Hace poquito lo volví a leer. Es excelente.
—Uno de los textos pionero en de tomar al fútbol como tema literario.
—Sí, es un texto de los 50. Es muy bueno. Además tiene una cosa muy linda, que es que uno leyéndolo te das cuenta de las coincidencias y las diferencias que tenemos en el lenguaje futbolero con los uruguayos. Es muy distinta la jerga uruguaya para hablar de las jugadas, de los avatares del juego. Es riquísimo como pieza literaria, además de ser muy interesante. Benedetti era un gran escritor.
—Hablando de grandes escritores. ¿Cuál es la primera imagen que te viene a la cabeza cuando pensás en Osvaldo Soriano?
—El Gordo fue un notable narrador al que conocí en la redacción de La Opinión. Estamos hablando del 72, cuando Osvaldo trabajaba dentro de la redacción de La Opinión, cuyo jefe de redacción era Tomás Eloy Martínez y el responsable de Cultura era Juan Gelman. Se llamaba La Opinión porque todas las notas estaban firmadas, que era una novedad para entonces. Hasta ese momento, en los grandes diarios no se firmaban las notas. Ahí lo conocí a Osvaldo. Como siempre uno que todavía no ha escrito ningún libro, comenta los de los demás.
—Ese era tu caso.
—Y Osvaldo laburaba ahí. Estábamos unidos por dos cosas: por el gusto del policial y por el fulbito. Estábamos escribiendo al mismo tiempo nuestra primera novela policial: Osvaldo, "Triste, solitario y final", y yo, "Manual de perdedores". Por suerte, Osvaldo terminó la suya y la publicó (hizo una maravilla). La leí y tuve el privilegio - como tantos otros, no fui el único- de que me la diera para leerla y comentarle el original. Me acuerdo que el intercambio lo hicimos en el Café La Giralda, en la calle Corrientes. Intercambiamos figuritas. Por suerte mi "Manual de perdedores" - yo era mucho más lenteja que Osvaldo y menos definido como narrador- esperó unos años en publicarse, porque la versión que había terminado en el año 75 era bastante mala.
—La relación se mantuvo en el tiempo.
—Después nos encontramos de nuevo a la vuelta del exilio, mientras yo estaba en las revistas de Ediciones de la Urraca - Super Humor, Fierro-, le publicamos algún cuento memorable de los que transcurren en el valle neuquino, versiones en historietas de “Triste, solitario y final”, y me acuerdo haber comentado “No habrá más penas ni olvido”, que creo que es- entre todas las muy buenas cosas que escribió Osvaldo- su mejor novela. Una novela realmente perfecta, extraordinaria, llevada al cine con mucha inteligencia.