Frente de batalla: médicos, víctimas de discriminación y agresiones

Desde que comenzó a tomar fuerza la pandemia por coronavirus hubo innumerables episodios de malos tratos hacia los trabajadores de la salud. A eso se suman los hechos de violencia en las guardias contra los administrativos y el personal de enfermería.

Con el impacto de la pandemia en Argentina y en la ciudad, muchos médicos, enfermeros y farmacéuticos recibieron agresiones en el barrio o en los edificios donde viven por parte de sus propios vecinos. Incluso, diario Hoy dio cuenta de una profesional de la salud a la que le dañaron la camioneta por esta razón.

Más allá de esa discriminación, los médicos también reciben agresiones verbales y hasta físicas en el interior de sus espacios de trabajo y denuncian que las personas también agreden a los administrativos y a los enfermeros.

“Hace cuatro años que tenemos un programa de prevención de violencias, hicimos encuestas y el 58% de los médicos dijeron ha­ber sufrido episodios violentos. Siempre vemos a­gre­siones al personal, ta­m­­bién rompen el mobiliario en los hospitales. Por eso hacemos un trabajo con la comunidad, para terminar con esos episodios”, dijo a diario Hoy desde la Federación Médica provincial (Fe­meba), la coordinadora Verónica Schiavina.

En la entidad llevan adelante ciertas prácticas para tratar de paliar la situación y lograr que las personas tomen conciencia sobre estos hechos. Las agresiones son muy fuertes y cada vez son peores, por lo que la diputada radical Alejandra Lordén presentó un proyecto de ley para endurecer las penas contra quienes agredan a los médicos en relación con la actividad que realizan.

“Una de las principales causas que deriva en hechos de violencia es la tardanza en la atención, entonces hay que dar visibilidad a este grave problema. Los trabajadores de la salud pasan horas atendiendo pacientes, con el estrés que genera el virus, con la demanda en los hospitales. Es inadmisible recibir este tipo de intolerancia”, remarcó Schiavina.

Golpe al ánimo

“Toda la atención en este momento de pandemia significa mucho estrés porque la exigencia es muy alta, por eso cuando se encuentran con actos de discriminación o violencias se produce mucha angustia, desgaste. Todo el equipo de salud tiene una dedicación extrema”, marcó.

Estos actos violentos se derivan de la combinación de factores individuales del agresor, factores del contexto laboral u organizativo, como también cuestiones culturales. Aun así, nada justifica el accionar descripto.

“Tenemos que evitar la naturalización de los hechos de violencia, no son casos aislados y no pasa nada. Es muy perjudicial para todo el sistema de salud. No se puede ir a trabajar pensando que puede ocurrir una agresión de este nivel”, concluyó Schiavina.

Noticias Relacionadas