Gestar y dar vida gracias a la solidaridad de otra persona

Cada vez más mujeres recurren a la ovodonación con el objetivo de poder dar a luz. En relación a otras técnicas de fertilidad asistida, este método se impone con una gran eficacia.

Según el último relevamiento de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), los bebés que se conciben a través de ovodonaciones representan un 40% de los nacimientos totales anuales.

Cada vez más mujeres recurren a este método con el objetivo de dar a luz. Sin embargo, el número de donantes no crece al mismo tiempo que el de las personas que requieren los ovocitos.

La ovodonación es una técnica de reproducción asistida que se asemeja a la fecundación in vitro, solo que en vez de utilizar los ovocitos de la paciente, usa los ovocitos de una donante anónima, que cede sus óvulos para que estos puedan ser fecundados con el semen de la pareja de la mujer que los recibe o de otro donante.

La probabilidad de gestar en base a este proceso es muy alta en relación a otros tratamientos convencionales de fertilidad asistida.

Según los profesionales, este mecanismo tiene por ciclo una probabilidad de embarazo del 50% y de nacimiento del 40%. Por otro lado, si esa técnica se combina con otros procedimientos de selección genética, la perspectiva llega casi a duplicarse.

Con el advenimiento de la pandemia de coronavirus, estas acciones se vieron interrumpidas. No obstante, la SAMeR elaboró un manual “Covid free” destinado a la cadena de profesionales que trabajan en reproducción para poder continuar con la labor.

La presidenta de la SAMeR, Stella Lancuba, se refirió a la cuestión y precisó: “Los tratamientos se han reactivado en un 70%. Sobre todo, en aquellas pacientes que tienen una situación de mayor emergencia por sus características. Los que se han discontinuado, son los tratamientos de pacientes del interior que se acercan a los centros de Caba”.
“En lo que respecta a las donaciones de óvulos, las mismas se suspendieron a partir de la pandemia, pero cuando se elaboraron los protocolos, detallados en ese manual, y se implementaron los testeos de Covid-19 en las clínicas, reiniciamos los tratamientos con las donantes”, informó la médica.
En Argentina, desde 2013 existe la Ley de Reproducción Médicamente Asistida, amparando diversas situaciones para que este derecho se garantice. En 1990 se hacían en el país menos de cien ovodonaciones por año, mientras que en 2016 hubo dos mil tratamientos de este tipo.

El último relevamiento, elaborado por la SAMeR, data del 2019 y contempla a los bebés nacidos mediante esta técnica. “Argentina ha sido pionera en la materia. De hecho, tuve el privilegio de participar en la primera ovodonación del país y los resultados, desde entonces, han sido altamente aceptables. Según el último informe, se reportaron, desde los centros de salud que trabajan con nuestra sociedad, 4.200 ovodonaciones”, dijo la especialista.

Si bien la acción es anónima, con el objetivo de resguardar la identidad de la donante, esto no significa que sus datos no queden registrados, ya que los mismos figuran en las historias clínicas de cada centro. Si el día de mañana, la persona mayor de edad que nació por este método desea conocer la identidad de su donante, puede hacerlo y es su derecho.

El procedimiento de donación de óvulos

Lancuba indicó que “aunque no es un proceso complejo, sí debe ser cuidado y sincronizado”. “Hay mucha predisposición, pero no siempre el que quiere puede donar. Lo más difícil es pasar la primera instancia de selección. De cien mujeres, vamos a tomar menos de diez, porque tienen que cumplir con ciertos requisitos, por ejemplo, de no tener patologías heredables, entre otros”, indicó la presidenta de la SAMeR.

La especialista admitió que, en todo el mundo, las donantes de óvulos reciben compensaciones económicas. Sin embargo, recordó la importancia de considerar este acto como un gesto altruista y solidario, debido a que “hay un enorme universo que se beneficia y solamente puede ser mamá a través de una ovodonación”.

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